domingo, 2 de junio de 2024


 

JUNIO

Me gusta junio. Creo que desde siempre. Y no sólo por el calor o por las horas de luz, sino porque ya de jovencita empezaron a pasarme cosas buenas este mes. Recuerdo incluso que con unos quince años escribí un poema en la hoja del mes del calendario. Aún lo guardo por ahí.

Me gusta también por el solsticio. Por el hechizo que envuelve a la noche más corta. Y desde hace siete años, por el Paloteao del Casco Antiguo. Porque es el mes definitivo, el de los ensayos generales, ese en el que el sonido de las gaitas te hace un nudo en la garganta en el primer compás. Y porque fue el mes en que fui tía por primera vez. Y porque empiezan las fiestas de los pueblos. Y porque acaba el curso. Y porque puedes echarte al mundo con chanclas y un vestido, sin necesidad de andar con forros y botines.

De hecho, creo que si me dieran a elegir, en otra vida nacería en junio. Como nació mi hermana. Con el sol en lo alto y acariciando el día de San Juan. Nacería en junio y lo celebraría bailando desnuda y achispada bajo la luz lunar. Apuraría el día hasta el último suspiro para ver, sin dormir, la llegada del siguiente. Y solo entonces, vestida de magia y de energía, me dejaría vencer por el sopor sobre algún prado, a la sombra de un árbol, arrullada por el trino de las aves.

#SafeCreative Mina Cb
Imagen: Ekilikua 

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