sábado, 16 de septiembre de 2023


 

NO ES MUNDO PARA VIEJOS

La verdad es que yo eso de la edad lo llevo guay. Quiero decir que como bien, hago ejercicio, descanso lo suficiente y sobre todo mantengo a raya a los imbéciles, amén de no dejarme cazar por algún aprovechado, que los hay y muchos. Pero de vez en cuando, como hace un rato, se me caen encima el mundo y al menos treinta años. Y me siento como las viejecitas indefensas que en el súper no son capaces de distinguir una oferta de otra.

Me explico. Despisto el carnet de la biblioteca. Osea recuerdo haberlo visto en casa pero no sé dónde. Tengo nítida la imagen pero he revuelto cajitas y cajones y no hay forma. No aparece. Desisto y pienso que no será mala cosa renovarlo, que en la foto tenía disecisiete años y una cara de susto que alucinas. Así que busco una foto del DNI que me hice a los cuarenta, que mola mogollón y me voy para la biblio, con mis libros para devolver. He perdido el carnet, digo, y saco toda feliciana mi paquetito de fotografías. Nuevo son cuatro euros, pero te lo puedes descargar por internet.

Descargar por internet.

ESA frasecita.

La bibliotecaria me da una chuleta donde viene todo detallado y me facilita mi número de lectora. Me siento en una silla. Será como la una menos veinte. Meto los datos. Falta la foto. Voy a buscarla en a galería. Flus, a la vuelta la página se ha cerrado y me aparece de nuevo el menú principal. Pero ya tengo la foto así que va a ser pan comido.

Pero no. No lo es. Porque hay dos datos (la fecha de nacimiento y el DNI) que no especifica cómo han de ser introducidos. Me explico: si las cifras del año de nacimiento son las cuatro o sólo las dos últimas y si la letra del DNI va seguida o separada por un espacio. Juro que lo he probado todo. Según la ley de combinaciones ya tendría que haber dado en el clavo. Pero no. Y no quiero incordiar a la moceta porque se halla atendiendo a un hombre algo más mayor que yo y que tampoco se acaba de aclarar. Y es la una y me van a cerrar la frutería. De modo que me levanto, de bastante mal café, y me voy para mi casa con la intención de poner el piso patas arriba hasta dar con el carnet de la cara del susto, la frustración pintada en el semblante y el convencimiento de que, al paso que va la burra, a los sesenta voy a ser una inútil total. Y que no sabré hacer nada sin necesidad de un mentor de veinte años al que ni siquiera podré llevarme al huerto al paso que van los cánones morales, que esa es otra. Y que al final lo que acabaré por hacer será comprarme un arma, que disparar es fácil y siempre le das a algo, e ir resolviendo esas pequeñas eventualidades en plan Clint Eastwood.

El mundo se me va quedando grande.

#SafeCreative Mina Cb

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