sábado, 21 de enero de 2023


 

ALARMAS

Últimamente flipo bastante con los anuncios de las compañías de seguridad. Las que instalan alarmas quiero decir.

Me explico:

Vale que existe como una psicosis colectiva por el tema de los robos y de los okupas, y vale que además, la ley, en caso de que alguien, mientras estás de vacaciones, descerraje tu piso, cambie el bombín y se instale a cuerpo de rey, tirando sin reparos de consumo eléctrico y demás porque la factura la va a pagar otra persona humana, te lo pone dificilillo para el desalojo. Y vale que la seguridad de los nuestros es lo primero, pero me da que, entre las cámaras y los teléfonos móviles, el asunto se nos está yendo un poquito de las manos.

Y es que ahora ya no sólo te venden protección contra los delincuentes (con conexión directa con la poli si tú no estás en casa o no te apetece hacer frente al marrón), sino que además te proporcionan la tranquilidad de saber que puedes tener a los tuyos en todo momento al alcance de la vista. O sea que a la mierda los interconectores esos que se les pone a los bebés y que además tienen una cobertura ridícula. Ahora te puedes ir de fiesta dejando al rorró en la cuna y vigilarlo desde cualquier tugurio, siempre que tenga cobertura. Ah, que no lo quieres para eso, dices. Que dejar sólo a un bebé es una irresponsabilidad del quince. Que tú para lo que quieres es para asegurarte de que tus hijos están bien, de que hacen los deberes y se comen la merienda. Que siguen el régimen vegano y no se hinchan de Fritos a la barbacoa en cuanto los dejas solos. Para eso lo quieres… ¿para qué si no?

Pues a ver, está muy claro: para ver si follan y con quién. O si fuman porros o llevan a casa malas compañías. En una palabra: para controlarlos. Esa compañía de seguridad te está vendiendo una alarma para que vigiles a tus hijos, da igual la edad que tengan. Porque lo del móvil ya no cuela, que se quitan la información de la ultima conexión y lo apagan cuando les sale del astrágalo. Y claro, tú quieres saber qué hacen. Y por eso la empresa, que es muy lista, te ofrece lo que necesitas, que es una cámara legal y homologada para espiar a tus retoños. Y llamarlos al móvil si se saltan las normas. Y cabrearte porque no lo cogen. O porque un día, no se sabe por qué, la cámara de turno se estropea, mire usted, o se le cae encima la bandera de la Real que la pequeña tiene colgada en la pared. La pequeña, por cierto, tiene veintitrés, químicas, un máster y bastante más fundamento que sus padres.

Claro que ahí no acaba la cosa. Porque los de los estudios de mercado, que no se chupan el meñique, saben que cada vez son más las personas que viven sin familia y con mascotas. Y por eso su chivato tiene doble función, oséase lo mismo te controla a un peque que a un rotweiller. Vamos, que tú estás en el trabajo y de repente ves cómo Chuchi te destroza la tapicería del sofá. Y claro, tú no puedes abandonar el curro por las buenas, de modo que llamas a casa y se activa un altavoz a través del cual el animalillo te oye decir, con tono dulce al tiempo que reprobatorio: “Chuchi, cosita guapa, eso que estás haciendo no está nada bien, que el sofá tiene un mes y a mami le costó dos mil quinientos euros”, y luego, si no te hace caso, te queda insistir con una segunda llamada y amagar, ya más enérgica: “Como vaya yo…”
Pero no puedes. Y eso te hace sentir una impotencia estratosférica. Porque tú amas a Chuchi y es un rollo que ese tipo de contingencias no se contemplen en el estatuto de los trabajadores como motivo para salir al galope hacia casa y arrancar las fauces de tu perrito del sofá.

O pillar a tu hijo in fraganti con tu mejor amiga.

#‎SafeCreative‬ Mina Cb

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