Parece que este martirio
se va acabando por fin
aunque ahora mismo no puedas
coger un vuelo a París
o ande al acecho el repunte
como el pastor mentiroso
que estaba venga decir
eso de “Que viene el lobo”
y al final, ya no sepamos
si llegará Navidad
e iremos con mascarilla
a cantar ante el portal
o si habrá ya una vacuna
salvadora y milagrosa
que acabe con la amenaza
y a otra cosa mariposa.
Pero el caso es que ya estamos
currando, generalmente,
salvo los pobres abuelos
que aún siguen ahí, con el ERTE
paseando solitarios
sin una mala criatura
a la que llevarse al parque
mientras que sus padres curran.
Y, ya que hablamos de yayos,
hemos tenido estos meses
dos escritores de lujo
amenizando las redes.
Pepe, que se prodigaba
más bien poco por aquí,
y nos ha ido regalando
las perlas de su magín
y Felipe, el ex banquero,
un virtuoso del lenguaje
que ha ido desgranando estrofas
de diferente pelaje.
En la edad más intermedia,
aunque también literato
ha estado José Javier,
más conocido por Jaso.
Luego Félix Ibiricu,
que con su acertada prosa
nos ha emocionado a veces
y hecho reír muchas otras.
Santi Lorente ha empleado
estas semanas de encierro
para escribir desde casa
cuentos del confinamiento.
Yus, que está entre sanitario
y animalista sin tacha
nos ha contado la vida
de su haragán gato Rasca
e Inma Blanco, la zagala
de este grupo literario
ha puesto acertada letra
a este atípico diario.
No me olvido del Arilla
(si lo hago Lourdes me mata)
Su “Aislamiento cool tureta”
fue una ambrosía diaria.
Dice el refrán que no hay mal
que por bien no venga, y creo
que en esta ocasión, más que otras,
es realmente muy cierto.
No sólo han sido escritores,
pues ha habido mucha gente
que ha mostrado su talento
preso entre cuatro paredes:
Magos de la imagen que han
llenado nuestras pantallas
de paisajes rebosantes
de pájaros, luz y agua.
Músicos que cada tarde
convirtieron sus balcones
en escenario a través
del que regalar canciones.
Y toda clase de gentes
de corazón generoso
que han hecho, con su talento
que esto se hiciera más corto.
Es hora ya de ir saliendo,
parece, de esta prisión
que nos va a cambiar la vida
no sé si para mejor.
Nos esperan tiempos duros
tras estos días inciertos:
que nadie olvide que el arte
nos ayudó en este encierro
y que, aunque vengan las cosas
complicadas, se le apoye
y que se llenen las calles
de risas y de canciones...
Que llorar, ya hemos llorado
y el miedo es mal consejero.
Recuerde, señor alcalde:
#SafeCreative Mina Cb
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