miércoles, 4 de septiembre de 2019




¡CHSSSSSSSSSSST!

Me comentan por ahí
(no sé yo si será cierto
pero cuando el río suena
es porque agua lleva dentro)
que a este nuevo consistorio
no le tiene muy contento
que los bares de Tudela
programen tanto concierto.

Parece ser que la causa
es que la gran parte de esos
garitos en que a menudo
suena música en directo
no poseen las licencias
necesarias que, al efecto
concede, si es pertinente
al bar el ayuntamiento.

O sea, que esta tendencia
que se había ido extendiendo
en los cuatro últimos años
sobre todo por lo viejo
y que alegraba las calles,
los oídos y los cuerpos
puede que tenga contados
los días... si no es que ha muerto.

Entiendo que no está bien
burlarse del reglamento.
Entiendo que por la noche
se está mejor en silencio.
Entiendo que puede haber 
vecinos que estén molestos.
Entiendo que es necesario
que se adecuen los impuestos
y la insonorización
del local a los eventos
que se celebren en él
puesto que eso es lo correcto.

Pero no entiendo por qué
no le meten mano al resto:
las bullas de los borrachos,
las broncas de los gamberros,
las coches todo gas,
por la noche y en el centro,
la puta megafonía
de carreras y torneos,
las procesiones con bombos,
los aviones bardeneros,
los fuegos artificiales
al otro lado del Ebro,
los petardos de las bodas,
los cohetes de año nuevo,
los hinchas con sus bocinas
cuando ganan la liga ellos,
los auroros y las jotas
(aquí sí que me la juego)
las fastidiosas campanas
con su dindón mañanero...
Y el tren, que de candidatos
se lo van a llevar lejos
y en cuanto llegan a alcaldes
si te he visto no me acuerdo.

Pero, por lo que parece,
para nuestro ayuntamiento
no hay en Tudela más ruido
que el que emiten los conciertos.
Será que ellos son tan listos
y tienen tanto criterio
que pueden diferenciar
lo que es realmente bueno
y llevarlo al Gaztambide
o a algún chiringuito de esos
para que paguen la entrada
los que andan bien de dinero.

#‎SafeCreative‬ Mina Cb

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