Fueron un día las reinas del salón. Al menos la alargada; de eso estoy segura. Fue elegida cuidadosamente y colocada en un lugar privilegiado. Tal vez incluso se produjeron peleas por utilizarla, tan regia y tan estilizada, mientras que su compañera se veía relegada a servir de asiento a aquellos que llevaban las de perder en la refriega.

Asistieron, seguro, a numerosos banquetes familiares y vieron desfilar ante sus invisibles ojos bandejas de manjares; escucharon risas y llantos de bebés y tal vez hasta alguna que otra riña familiar. Y hoy ya veis. Abandonadas a su suerte el fin. A pleno sol y con la indigna y casi ineludible perspectiva de acabar, alguna madrugada, siendo engullidas por las malolientes fauces del camión de la basura.

#‎SafeCreative‬ Mina Cb