viernes, 7 de junio de 2019




ENTRE FOGONES

Tengo una amiga que es un filón para mi página con el tema de los curros. De vez en cuando se lía a contarme anécdotas y, en cuanto me ve la cara, me salta: “Ya... ya estamos. Otra vez al Feis”. Pero es que algunas se las traen, como aquella de que me hablaba hace unos días, de cuando estuvo currando en la cocina de un restaurante de ringorrango cuyos propietarios, una paraje de mediana edad, se llevaban a matar. Eso me recordó el mes que yo misma pasé en uno de esos garitos postineros que preparan bodas, cuyo propietario (eran tres socios que no se podían ver entre ellos) se desayunaba un rioja y un Marlboro (en la cocina) y los días de mucho estrés, para cuando llegaban los novios llevaba ya unas trompas del copón. Yo solo estuve un mes, pero el mismo mediodía le vi pegarse cabezazos contra la cámara frigorífica y más tarde colgarse de la baranda del balcón, gritando que se iba a suicidar mientras los más de doscientos comensales del convite se hartaban de langostinos a la plancha sin coscarse del drama que tenía lugar en la trastienda.

Y precisamente de esto hablaba con mi amiga: de esas trastiendas de negocios (en hostelería pasa mucho debido a la presión y a esos horarios indecentes) cuyos propietarios no se soportan pero se ven obligados a convivir durante muchas horas y en las que el calor, la fatiga y a veces alguna que otra sustancia que se ingiere para mantenerse en pie, acaban por desencadenar escenas como la que yo presencié hace años, que según me dijeron era de lo más habitual, que terminan por salpicar a los pobres currelas que a lo único que van allí es a ganarse unas perrillas. Y se nos ocurrió que, ya que ahora se lleva tanto eso de la performance, sería una gran idea lo de, cuando las voces empiezan a subir de volumen, quitar la música ambiente del comedor y abrir la puerta de la cocina (un telón rojo molaría más pero la normativa exige una puerta inífuga) y que los comensales presenciaran el espectáculo y pudieran jalear e incluso participar o hacer apuestas acerca de quién iba a ser el ganador de la refriega. Que lo mismo en un año se forraban y podían cerrar el chiringuito y mandar a los socios a la mierda de una puñetera vez.

Si es que habían sobrevivido a las peleas.

#SafeCreative Mina Cb

No hay comentarios:

Publicar un comentario