ESENCIA DE MUJER
Acabo de enterarme de un negocio mucho mejor que que te toque el Gordo. Que la jubilación anticipada. Que echarse un novio rico... Y es que el otro día me dijo una amiga que hay sujetos que llegan a pagar hasta 200 € por unas bragas usadas. Y que cuanto más usadas estén y más variados hayan sido los usos más se cotizan. En fin... lo que poéticamente vendría siendo lencería con esencia de mujer. Así que yo, que parece que tengo imán para los locos y/o los pervertidos he decidido que me voy a lanzar a la aventura. Voy a abrirme un perfil falso con una foto trucada en plan hembra neumática y en cuanto los tíos empiecen a hacer cola venderé mi lencería a precio de oro. Mientras tanto, claro está, me iré al Eroski o a algún sitio de esos baratillos, y me haré con un buen surtido bragueril. Porque, por lo que veo en internet, no hace falta fundirse un pastizal en prendas en plan Victoria Secret. De hecho, he visto bragas que más parecen de niña que de zorriputi. Lo importante, según mi escaso entendimiento, es echarle imaginación al tema: buen montaje fotográfico y una ocurrente descripción del proceso de formación de los manchurrones (lo que viene siendo un making off, que dicen los modernos), con mucho dato escatológico y mucho diminutivo calientapollas y ya está: con un paquete de esos de seis unidades de los hiper, un mínimo de habilidad photoshopera y algo de culturilla pornográfica para redactar un texto sugerente te sacas, por lo menos, 30 napos por culote. Y eso de debutante, porque ya cuando vas pillándole el tranquillo y te vas haciendo un nombre flipas de la pasta que puedes conseguir. Y libre de impuestos además, que a ver cómo justifica el comprador ante su legítima (una buena parte tiene pareja formal) que se ha fundido los euros en lencería usada. Y aún encima de una desconocida con la que ha contactado por la red y a la que ha dado su dirección para el tema del envío. Que esa es otra: lo del envío. Claro que por partes: yo primero al centro comercial a por materia prima y luego lo siguiente: actividades varias y bien de olor y mugre. Que lo mismo hasta se las refroto al gato. Y después las afotos, el texto y a la red. Y un alias sugerente al tiempo que sesudo, que no en vano una es un tanto intelectual. Nada de Minina, que me pueden calar y no me molaría... algo en plan “Moja tu pluma en mi tintero”, que suena como intelectualoide. Y desde luego dejar muy claro que una tiene una edad, que me he dado cuenta de que ese factor a determinados tíos les pone muy verracos. Y guardar las bragas en una bolsa hermética, que si no me va a oler el piso como “La casa del bacalao” y mis amigos normales no querrán venir a verme. Y es importante que vengan para dar pedigrí a la lencería... a ver si no. Las iré guardando en un lugar discreto y luego ya me podré con la logística. A ver si encuentro un mensajero que me lo haga en plan pirata, que tampoco es cuestión de mandar al guano mi reputación, y le invito a cambio, no sé yo, a contribuir al negocio de la forma que él considere más estimulante. Y luego, con el tiempo y ya bien rodada en estos menesteres, a lo mejor me compro una maquinita de esas que envasan al vacío y así, según me quito la prenda, la enfilmo, escribo de puño y letra un texto calentorro, la sello bien sellada y al furgón, con todas sus cualidades organolépticas intactas, como le gusta a la clientela.
De oro me voy a hacer
(antes de que las feromonas se me acaben)
#SafeCreative Mina Cb
Acabo de enterarme de un negocio mucho mejor que que te toque el Gordo. Que la jubilación anticipada. Que echarse un novio rico... Y es que el otro día me dijo una amiga que hay sujetos que llegan a pagar hasta 200 € por unas bragas usadas. Y que cuanto más usadas estén y más variados hayan sido los usos más se cotizan. En fin... lo que poéticamente vendría siendo lencería con esencia de mujer. Así que yo, que parece que tengo imán para los locos y/o los pervertidos he decidido que me voy a lanzar a la aventura. Voy a abrirme un perfil falso con una foto trucada en plan hembra neumática y en cuanto los tíos empiecen a hacer cola venderé mi lencería a precio de oro. Mientras tanto, claro está, me iré al Eroski o a algún sitio de esos baratillos, y me haré con un buen surtido bragueril. Porque, por lo que veo en internet, no hace falta fundirse un pastizal en prendas en plan Victoria Secret. De hecho, he visto bragas que más parecen de niña que de zorriputi. Lo importante, según mi escaso entendimiento, es echarle imaginación al tema: buen montaje fotográfico y una ocurrente descripción del proceso de formación de los manchurrones (lo que viene siendo un making off, que dicen los modernos), con mucho dato escatológico y mucho diminutivo calientapollas y ya está: con un paquete de esos de seis unidades de los hiper, un mínimo de habilidad photoshopera y algo de culturilla pornográfica para redactar un texto sugerente te sacas, por lo menos, 30 napos por culote. Y eso de debutante, porque ya cuando vas pillándole el tranquillo y te vas haciendo un nombre flipas de la pasta que puedes conseguir. Y libre de impuestos además, que a ver cómo justifica el comprador ante su legítima (una buena parte tiene pareja formal) que se ha fundido los euros en lencería usada. Y aún encima de una desconocida con la que ha contactado por la red y a la que ha dado su dirección para el tema del envío. Que esa es otra: lo del envío. Claro que por partes: yo primero al centro comercial a por materia prima y luego lo siguiente: actividades varias y bien de olor y mugre. Que lo mismo hasta se las refroto al gato. Y después las afotos, el texto y a la red. Y un alias sugerente al tiempo que sesudo, que no en vano una es un tanto intelectual. Nada de Minina, que me pueden calar y no me molaría... algo en plan “Moja tu pluma en mi tintero”, que suena como intelectualoide. Y desde luego dejar muy claro que una tiene una edad, que me he dado cuenta de que ese factor a determinados tíos les pone muy verracos. Y guardar las bragas en una bolsa hermética, que si no me va a oler el piso como “La casa del bacalao” y mis amigos normales no querrán venir a verme. Y es importante que vengan para dar pedigrí a la lencería... a ver si no. Las iré guardando en un lugar discreto y luego ya me podré con la logística. A ver si encuentro un mensajero que me lo haga en plan pirata, que tampoco es cuestión de mandar al guano mi reputación, y le invito a cambio, no sé yo, a contribuir al negocio de la forma que él considere más estimulante. Y luego, con el tiempo y ya bien rodada en estos menesteres, a lo mejor me compro una maquinita de esas que envasan al vacío y así, según me quito la prenda, la enfilmo, escribo de puño y letra un texto calentorro, la sello bien sellada y al furgón, con todas sus cualidades organolépticas intactas, como le gusta a la clientela.
De oro me voy a hacer
(antes de que las feromonas se me acaben)
#SafeCreative Mina Cb
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