martes, 19 de enero de 2016



PARA NADA

Subirse al carro.
Sumarse a la manada.
Arrinconar los sueños y ambiciones
(siempre, claro está,
que estos no se encaminen
hacia la acumulación de bienes materiales).

Intentar ser normal.
Pasar inadvertido.
Y que nadie sospeche,
ni de lejos,
que uno tiene tendencias peligrosas
tales como
la de pensar por sí mismo,
la de no plegarse al patrón establecido,
la de cultivar el intelecto
y preferir la poesía al fútbol.

Mimetizarse con lo gris,
hacerse piedra y ser
uno más de los componentes de este muro
oscuro y sólido
que nadie osa horadar.

Esconder, como si fueran un delito,
esas burbujeantes inquietudes
que te empujan a mezclarte,
a buscar compañeros de odisea,
a compartir con otros
los frutos de tu ingenio…
A tratar de mejorar el mundo
usando la imaginación
(sobre todo
si hay alguien que te escucha,
lo cual es ya de cárcel)

No te lo van a perdonar.
Lo sabes.
No van a consentir que salgas,
que crezcas,
que te expandas,
que contagies a otros…

Asfixiarán tu sueño hasta robarte el aire,
hasta dejarte seco y sin ideas…

Y acabarás,
más tarde o más temprano,
militando en un equipo deportivo
en el que aprovechar el tiempo libre en condiciones
en lugar de andar
por ahí
intoxicando a los demás con esas cosas
tan raritas que piensas y que escribes
y que,
desengáñate,
no sirven para nada.

#SafeCreative Mina Cb
Imagen: Obra de Bansky

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