miércoles, 13 de enero de 2016



LIBÉLULAS

Sé que existen espíritus que nadie puede atrapar. Almas irreductibles que nacieron para surcar el espacio en libertad. Y que nunca se atan. A nada ni a nadie. Corazones rebeldes que están al margen del mundo conocido. Libélulas transparentes y huidizas que acaban por encontrar siempre un resquicio por el que escapar en busca de la luz.
De tarde en tarde te tropiezas con ellos, así tontamente, por azar, y quedas atrapado en ese aura que desprenden. Y a veces hasta consigues capturar su atención durante unos segundos. Y llegas a pensar que puedes ser como ellos. O ellos como tú. Y que tal vez, sólo tal vez sea posible conseguir que se queden a tu lado para siempre, dejándoles espacio y libertad para que vuelen, eso sí, sin alejarse demasiado. A menudo se intenta incluso crear una familia; diminutos seres híbridos, mitad homínido mitad libélula, con los que se lleguen a identificar hasta el punto de renunciar a su esencia por no perder los lazos afectivos.

Pero nada resulta. Más tarde o más temprano acaban por acusar la ausencia de la luz. Y se transforman en seres grises y tristísimos, apagados como mariposas sin color. Y una noche, mientras todos duermen, parten, descalzos y silenciosos, sin hacer ruido y sin dejar rastro. Y de nada sirve salir en su busca. Porque incluso aunque llegásemos a encontrarlos no sería posible volverlos a enjaular. Porque han nacido así. Así han sido creados. Nadie sabe por qué. Ni tan siquiera ellos.

Pero no son de nadie. Nunca fueron de nadie.

Nunca serán de nadie.

#SafeCreative Mina Cb

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