VEN…
Ven…
Con las
manos abiertas y vacías de miedos,
con el
alma anhelante y el corazón dispuesto,
con la
limpia mirada de los días primeros…
Ven…
No me
digas que llegas, entra sin hacer ruido,
avanza
de puntillas como lo hace un bandido
y ahoga
con tus besos la fuerza de mis gritos.
Ven…
Sabes
bien dónde tienes guardadas las llaves,
sabes
bien dónde vivo, sabes bien dónde hallarme…
Sabes
bien que la puerta no ha llegado a cerrarse.
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