jueves, 7 de octubre de 2021


 

GRIS

A veces
de repente

el amor se engrisece
y empieza a oler a polvo y ropa vieja

y un cansancio infinito nos invade
y el cuerpo se entumece

y nos duelen los huesos
y el silencio nos llena la garganta

de todas las palabras

que ya no quedan ganas de decir.



#SafeCreative Mina Cb

miércoles, 6 de octubre de 2021


 

CIEN MIL CROQUETAS

Entraron invasores
en el palacio
del reino de los reyes
Juana y Pancracio.

Se han puesto en pie de guerra
todas las tropas
y están ya calentando
ollas de sopa.

Y es que no queda aceite
pues las sirvientas
frieron el domingo
cien mil croquetas

para los esponsales
de doña Elvira
con Sisebuto el Grande,
rey de Palmira.

Ya se oye el alboroto
de las espadas
y llenan los pasillos
las algaradas

y sube por la escala
el enemigo
a robarles el alma,
la voz y el trigo.

Son cien mil, más o menos,
los militares
que juntos han llegado
desde otros lares

y a los que no amedrenta
la hirviente sopa
pues llevan protecciones
en cara y ropa

y suman a su arrojo
una carreta
en donde se halla, temen,
su arma secreta.

“¿Qué queréis de nosotros
- clama Pancracio -
que atacáis con tal saña
nuestro palacio?”

“Queremos- le responden
los atacantes-
probar vuestras croquetas
y cuanto antes.”

La reina, atribulada
casi murmura:
“No tenemos aceite
para fritura”

“No importa- dice el hombre
de la carreta-
Aquí llevo mil litros
de virgen extra”.

Y así de fácilmente
se dirimió
el conflicto, y el cuento
se terminó.

#SafeCreative Mina Cb
Imagen: Fer

martes, 5 de octubre de 2021


 

MUDAS LAS CALLES

Se levantaron por fin
el viernes las restricciones
y se va viendo alegría
tras tantas cavilaciones.

Ya no hay aforos en cines,
teatros o restaurantes
y la gente va tomando
poquito a poco las calles.

Tan sólo en los interiores
se exige la mascarilla
y hay inmunidad de grupo
(en Tudela de cuadrilla)

por lo cual, los organismos
que organizan los eventos
se van poniendo las pilas
y ya se ve movimiento

en terrenos comerciales,
solidarios, deportivos,
culturales y demás
actos participativos.

Pero muchos tudelanos
y tudelanas de pro
seguimos echando en falta
algo que se prohibió

mucho antes de la llegada
del puñetero Covid
y que en tiempos no lejanos
abundaba por aquí.

Se trata, ni más ni menos
(ya sé que soy muy pesada)
de la cultura de calle
que ahora está tan denostada

y que antes, para el deleite
de no pocos ciudadanos
se podía disfrutar
sin deber soltar los cuartos

o sin que lo que se viera,
se escuchara o se cantase
fuera del total agrado
de nuestro señor alcalde

o del muy docto criterio
del consejo de cultura
en el que la voz cantante
la lleva Navarra Suma

(que en algunas ocasiones
como, por ejemplo, es esta
debiera cambiar su nombre
por el de Navarra Resta)

Insisto, y no me fatigo
de plantear la cuestión:
¿Qué mal le ha hecho la cultura
a nuestra corporación

para que, ahora que por fin,
vamos saliendo del bache
siga estando prohibido
hacer música en la calle?

¿Será que piensan que todos
los creadores de este pueblo
no tienen otro objetivo
que el de meterse con ellos?

¿O será que les aterra
que a causa de una canción
en los próximos comicios
puedan perder el sillón?

¡Qué lástima de ciudad!
¡Qué pena de ayuntamiento!
Que dejen mudas las calles
habiendo tanto talento...

#SafeCreative Mina Cb

domingo, 3 de octubre de 2021


 

REINA DE LA NOCHE

Todos tenemos una canción que se amarró a nuestra memoria en un momento dado y que ha quedado allí, congelada junto con el instante en que la escuchamos por primera vez y nos quedamos atrapados en su magia para siempre.

La mía es “Reina de la Noche”.

Corría el verano del 82 y el "Rock and Ríos" era, por encima de cualquier otro, el fenómeno estival. Miguel Ríos y los suyos habían llevado a cabo, unos meses antes, la heroicidad de hacer la primera grabación de un concierto en directo de la historia el rock español. De hecho, tal era el mérito de la acción que en una de las carátulas interiores del álbum aparece la frase “Lo hicieron porque no sabían que era imposible”, que resume, en ocho palabras, la historia de aquella quijotesca y exitosa operación. España acababa de despertar de la ñoñez de los cantautores despreciados por su novia o de las pobres chicas que tenían que fichar a las diez en el portal, y temas como "Bienvenidos", "Banzai" o "Año 2000" se convirtieron en los himnos al ritmo de los que la juventud de inicios de los ochenta brincaba, un vaso en una mano y un cigarro en la otra, durante las tórridas noches de las fiestas.

Es por ello quizás por lo que me sucedió.

Era una tarde canicular. Yo estaba sola en casa, sentada en el suelo del salón, y el disco ni siquiera era mío. Lo había traído mi hermano y llevaba unos días sonando, pero a fragmentos. Teníamos un equipo Dual de esos de brazo automático que incluía un eje accesorio para colocar varios vinilos a la vez. La frecuencia modulada de la radio se oía de pena y el volumen se regulaba mediante una enorme rueda que había en el extremo derecho del mueble.

El álbum era doble y albergaba un disco envuelto en un sobre de papel en cada cara. En el primero, y en la cara A, estaban "Bienvenidos", "Año 2000" y otras. En la cara B, y en penúltimo lugar, estaba "Banzai", seguramente la pieza más dura de todo el trabajo y que precedía a “Reina de la noche”, una canción que yo jamás había oído.

Me acuerdo muy bien del momento en que sonaron los primeros acordes, y de la voz de Miguel acariciando la atmósfera del salón, como un susurro: “Te vi llegar, con la noche a la espalda, como un enigma en la oscuridad...” Y de mi asombro ante la belleza de la letra y de la música. Y recuerdo también cómo, al avanzar el tema, cuando la voz cesó y se inició el solo de guitarra de Salvador Domínguez, cerré los ojos, sintiendo que todo en mi cerebro se teñía de azul, como en los cuadros de Chagall, mientras el vello de los brazos se me erizaba de placer. Fue uno de esos instantes en los que el mundo se detiene y sólo existe la sensación de la música que te posee, como si estuvieras dentro de una frágil burbuja que se pudiera romper con un suspiro. Me acuerdo que, tras esa escucha, volví hacia atrás la aguja y oí el tema una y otra vez. Yo entonces no entendí que la canción hablaba de la muerte. Simplemente imaginaba a una mujer, pálida y majestuosa, acercándose a mí envuelta en un níveo manto con los cabellos agitados por el viento y la nieve rodeándola. Y esa imagen y esa sensación azul Chagall, unidas al calor de esa tarde adolescente, al suelo de terrazo y al enorme botón del equipo Dual, es lo que vuelvo a percibir cada vez que escucho Reina de la Noche.

Cada vez...

#SafeCreative Mina Cb

sábado, 2 de octubre de 2021


 

JOLIDEIS

Tocarse las narices a destajo,
ociar hasta enfermar de aburrimiento,
vagar desde la cama hasta el asiento,
tumbarse en el sofá cabeza abajo.

Mandar los madrugones al carajo,
trasnochar sin ningún remordimiento,
sumergir el teléfono en cemento,
olvidar la existencia del trabajo.

Vaciar de uniformes los cajones,
y no acercarse al curro ni de lejos
porque puede traer complicaciones.

Desconectar de las obligaciones
y disfrutar sin traumas ni complejos:
eso deben de ser las vacaciones.

#SafeCreative Mina Cb

viernes, 1 de octubre de 2021


 

CARTA A UN SANITARIO

Querido amigo, querida amiga:

Llevo más de dieciocho meses deseando escribirte esta carta y hoy, por fin, ha llegado la hora.

Sé que ellos van a decir que ha sido cosa suya. Sé que en las ruedas de prensa ellos se pondrán las medallas, ya sabes, como siempre, hemosestadoahí, hasidoungranesfuerzoperohemosluchadojuntos, nadieestabapreparadoparaesto, lasociedadhatenidouncomportamientoejemplar... Esas mamarrachadas que se dicen siempre y que sirven lo mismo para la victoria de un Mundial que para el fin de una epidemia. Ellos se harán la foto (bueno, ya se la han hecho) y aparecerán en los medios, ufanos y orgullosos de sí mismos. Se apuntarán el tanto de cara a las próximas elecciones y harán todo lo posible para que su nombre se mencione en las crónicas de la era del Covid. Ellos se llevarán la gloria, pero todos sabemos el mérito no es suyo sino tuyo. Porque fuiste tú quién se enfrentó a la bestia, muerto de miedo, cada día, mientras ellos estaban encerrados en sus casas o en sus gabinetes. Fuiste tú quien se estremeció al saber del primer caso. Fuiste tú quién atendió a los enfermos con mascarillas de tela y batas confeccionadas por voluntarios con bolsas de basura. Quien los oyó toser y quien vio el miedo reflejado en sus ojos. Fuiste tú quien les cogió la mano para que no murieran solos. Y fuiste tú quién vio a sus familias, rotas de dolor, recibir sus cenizas sin el triste consuelo de un abrazo. Fuiste tú quien renunció a sus vacaciones o a sus días de asueto, o quien estuvo comiéndose el marrón a tiro de contratos de un mes, de una semana, de unas horas... Fuiste tú quien abandonó su domicilio familiar durante varias semanas para confinarse junto a sus compañeros y evitar así poner en riesgo la vida de aquellos a quienes ama. Fuiste tú quien vio a nuestros gobernantes abrir las fronteras a principios del verano de 2020, sabiendo el riesgo que ello conllevaba y seguro de que no eran ellos quienes se ponían a los pies de los caballos. Fuiste tú quien aguantó las manifestaciones y las charlas de los negacionistas, o de los apocalipticos, da igual, sin salir a una azotea armado con un fusil de repetición a dispararle a todo lo que se moviera. Fuiste tú quien estuvo allí, me da igual si empuñando el bisturí o la escoba, para contener la primera ola, y la segunda, y la tercera, y todas las demás, mientras ellos mareaban la perdiz y los científicos se quemaban las pestañas buscando una vacuna. Fuiste tú quien callaba lo que veía en esos pabellones durante la verbena del Resistiré, cuando el drama se convertiría en fiesta y las familias cantaban ante las ventanas decoradas con carteles de arco iris pintados sobre la frase “Todo saldrá bien”.

Fuiste tú y no ellos, y quiero que sepas que lo sé.

Quiero que sepas que este tiempo de esperanza que iniciamos hoy ha sido cosa tuya y no de ellos. Por mucho que lo celebren. Por mucho que se den palmaditas en la espalda. Por mucho que se comparen con otros que lo han hecho peor.

Fuiste tú y has sido capaz de hacerlo trabajando en un sistema sanitario al que el Covid pilló en bragas a causa de los sucesivos recortes de los distintos equipos de gobierno, que pensaban que cualquier cosa era más importante que la sanidad. Fuiste tú y por ello tu mérito es mayor que el de otros con los que te comparan. Fuiste tú y lo sabes. Y ellos lo saben y todos lo sabemos. De modo que no te hagas mala sangre cuando los veas en la tele y en la prensa, saludando al tendido como quien acaba de redimir a la humanidad, porque todos sabemos que son unos farsantes.

Porque si hay alguien con derecho atribuirse el mérito de habernos devuelto la libertad y la salud, ese eres tú. Esa eres tú.

De modo que gracias. De todo corazón.

#SafeCreative Mina Cb
Imagen: Milo Manara