CARTA DE SANTA ANA A LA FELIGRESÍA
Tudelanicas, tudelanicos:
Perdonad si no os gusta leerlo pero me tenéis hasta la coronilla.
Que sí, que ya sé que no lo hacéis con mala intención, pero estoy hasta el moño de tanto trajín. Bueno, estamos, porque a mi madre también la tenéis harta.
Me explico, que me imagino que a estas alturas de las fiestas ya debéis andar algo espesicos.
A ver, que yo tengo mi casa, o sea mi rinconcico de la catedral y estoy allí divinamente: una capilla barroca supercuqui, que ya la querrían muchas madonas italianas o muchas santas lloronas de esas de la imaginería andaluza o castellana. Mi hornacina, mi cúpula esculpida, mis angelotes regordetes y esa reja dorada de tronío que le da tanto empaque al habitáculo. Y mi madre, que es más clásica, pues su huequecito en un templo románico, que es como más propio de una mujer mayor.
Hasta ahí todo bien. Quiero decir durante casi todo el año. Y más para ella, que no le tocáis las narices con los cambios de indumentaria.
Porque lo que es a mí... La Barbie celestial parezco: ahora de blanco, ahora de morado… Y ese traje con el escudo de Tudela, que parezco una camarera del Diamante, sólo el fajín me falta. Y que no es cosa sencilla ni cómoda lo de cambiar el hábito, que menuda parafernalia. Pero en fin, que son cosas de la fama y de agosto a junio no lo llevo mal…
Claro que julio es otra cosa. Y lo digo porque, no conformes con la parafernalia del cambio de modelito, que ya tiene lo suyo, la mudanza se convierte en un espectáculo al que medio Tudela desearía asistir. Que menos mal que el cabildo no los deja, que si no me veo como las mujeres públicas esas que se exhiben tras los escaparates de ciertas villas populosas. Y después, y con lo bien que estoy yo en mi nidito, se me llevan al Altar Mayor, que no conozco a nadie. Aunque los vea todos los años. Porque me ignoran. Quiero decir que ellos y ellas, los habitantes de la zona, llevan siglos conviviendo y a mí me aparcan allí de vez en cuando, en primera línea además y, claro, los otros se cabrean y me hacen el vacío. Porque dicen que los feligreses sólo van a verme a mí. Y para cuando quiero ganarme su confianza llegan fiestas y hala, otra vez a la capilla. Que por cierto, los angelotes me hacen el vacío por haberlos abandonado. Y luego los cantos esos, de verdad, que a mí nadie me ha pedido opinión pero me gustan más los Iron Maiden y no tanto violín. Por no hablar del paseíco a pleno sol del 26 y de las jotas. Que tampoco me gustan. Pero me tengo que aguantar. Aunque el año menos pensado me bajo de las andas y me voy a la Taberna del Gaitero a echarme una cañica. O un chardonnay bien fresco. Que mucha flor y mucha banda y mucha jota pero nadie se da cuenta de que paso sed. Y que tanta paradica es un coñazo. Que ha habido años que la temperatura rondaba los cuarenta grados y yo ahí, en lo alto y con ese traje que ya me gustaría ponérselo al alcalde a mediodía.
Y luego lo del Joaquín, que dice que está hasta el gorro del trajín que hay en casa. Que es un ir y venir y que eso para un hombre de costumbres como él es mala cosa. Que se le está resintiendo la salud y todo y que hasta tiene fiebre. Pero vamos, que para mí que son cuentos y lo que le pasa es que está celoso porque yo acaparo todas las miradas. Pelusa, que se ha llamado toda la vida de Dios.
¿Y lo de Santa Ana la Vieja? Sacar a la mujer al punto de la mañana, que ni se ha tomado el calcio, a su edad y con lo cascadicos que tiene los huesos. Porque la Magdalena muy bonita será, pero humedad tiene más que una pecera. Vamos, que si la repintan puede hacer de Virgen del Carmen sin problema. Y otra de San Joaquín, que no le hacéis caso en todo el año y el 26 lo mismo… ¡Toma paseo a pleno sol!
Que no… que ya tenemos todos una edad y tanto trajín nos descoloca. Que nos dejéis donde estamos que es lo que debe ser. Que a la gente mayor, cambios, los justos. Y menos tantos y en tan pocos días. Y que ya os daréis cuenta cuando lleguéis a viejos.
Por cierto, y hablando de cambios: que lo del toldo ese que habéis puesto en la puerta de la casa de la Vieja no nos gusta un pelo. Que a ver cuándo lo quitan.
#SafeCreative Mina Cb
Cuentos, poemas, historias... Soy Inma y os propongo que hagamos un club de cuentistas. Con imaginación. Con ilusión. Con esperanza. Un club donde pasar el tiempo, donde evadirse... Donde jugar a ser otro.
sábado, 26 de julio de 2025
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