LA BANANA

La banana impresionante
que en su día hizo furor
pasó ya a vida mejor
pues la engulló un visitante
que pasaba por delante

Y aunque parezca choteo
el final será aún más feo
ya que si esto no es un bulo
ha de salir por el culo
esta pieza de museo.

#SafeCreative Mina Cb

 

AMORES ETÍLICOS

La vio en la feria, después de los fuegos… la encontró mona, con su cara redonda y pecosa y esos pelos rizados. Le costó un buen rato conseguir que cayera en sus brazos, pero al final lo consiguió… y la fue paseando por todo… por el Tubo, por Herrerías, por los puestos ambulantes… hasta habían corrido juntos la Revoltosa, bailado en la verbena, comido un bocadillo en el Zúrich… incluso la metió en el autobús de la Noboo y luego, como ya no había servicio, se bajaron juntos a pie, él ya muy borracho, apretándola fuerte contra sí.

Le dio pena abandonarla… ella no tenía adónde ir, así que se la llevó a casa y la metió en su habitación. Durmieron abrazados, vestidos, narcotizados con el halo etílico que emanaba de su boca.

Era bien entrada la mañana cuando su madre irrumpió en la habitación, subió hasta arriba las persianas y le increpó:
“¡Levántate de una vez que tienes que ir a la procesión con la Peña!
Y tira ahora mismo a la basura esa puta chochona, que huele que apesta, a saber de dónde la habrás sacado.”

#SafeCreative Mina Cb

 

SANBAMBAS

Me contemplan con envidia
las señoras con tacones
cuando llego con mis bambas
a la plaza por las noches.

Aguantan la Revoltosa,
la era, la Jota, el Zortziko,
los bailables de las peñas,
el DJ de Cocorico…

Lo mismo voy al Cohete
y bailo al son del Manolo
que me meto en la charanga
a brincar igual que un mono.

Me valen para el vermú,
pal mojito de la noche,
pa la txosna, pa los bares,
pal encierro… Lo que toque.

Y aunque sé que alguna amiga
se ríe de la ocurrencia
si no te vas a Salou
estas te apañan las fiestas.

Y si se manchan los dedos
cuando llegas a tu casa
te los lavas en la ducha
antes de echarte a la cama.

Y no, no me estaban grandes,
pero es que tengo “una edad”
y me apretaban un poco
y lo pasaba fatal.

Que las llevaba en chancletas
dobladas por el talón
y como soy muy bailona
no me apañaba, kopón.

Eso había que arreglarlo
y de pronto dije: “¡Eureka!”
un sobrehilao en el borde
tras meterles la tijera

y a gozar con mis Sanbambas
lo mismo que una chiquilla
aunque me diga Candela:
“¿Has roto las zapatillas?”

#SafeCreative Mina Cb

 

EL ESPECTRO

Le juro que no lo conozco de nada, señor agente; de hecho, no sé ni como ha entrado en mi casa. Cuando he vuelto de los toros estaba ahí, tirado en mi sofá, esperándome. Llevaba los pantalones remangaos y llenos de casacarrias y la faja a modo de turbante, que ya tiene mérito con esas melenas de Jesucristo Superestar y el calor que hace. Me ha dicho que era el espíritu de un tudelano popular que había muerto en accidente de tráfico camino de Salou un 24 de Julio y que quería que lo llevase a ver los fuegos. Así, como se lo cuento. Y se ha puesto tan pesado que le he seguido la corriente, qué iba a hacer... Si no, no se me va nunca de casa. Pero yo no tengo nada que ver con lo de que se haya metido en la Revoltosa con una bolsa de canicas y haya organizado tal estrapalucio, ni con la amenaza de bomba en las ferias, ni con el streeptease de la ofrenda floral, ni con la desaparición del furgón del catering de la comida popular.
Lo que tiene que hacer es buscar a su familia y multarles a ellos.
¿Qué por qué? Por llevárselo a Salou en fiestas; que esas cosas dejan poso en el subconsciente…. Incluso en el de los muertos.

#SafeCreative Mina Cb

 

CHUPI CAÑÍ

Regresó el “Y viva España”,
esa copla de toreros,
a la Plaza de los Fueros
con un par y a toda caña.

Volvió cual las bequerianas
golondrinas al balcón
justo antes de la explosión
que espera el pueblo con ganas.

Volvió, como de costumbre,
para sembrar el mal rollo
pues le va mucho a este pollo
echar carbón a la lumbre.

Volvió a encajarle otro gol
a toda la rojería.
¡Anda que no gozaría
si nos pone el Cara al Sol.

#SafeCreative Mina Cb 

 

CARTA DE SANTA ANA A LA FELIGRESÍA

Tudelanicas, tudelanicos:

Perdonad si no os gusta leerlo pero me tenéis hasta la coronilla.

Que sí, que ya sé que no lo hacéis con mala intención, pero estoy hasta el moño de tanto trajín. Bueno, estamos, porque a mi madre también la tenéis harta.

Me explico, que me imagino que a estas alturas de las fiestas ya debéis andar algo espesicos.

A ver, que yo tengo mi casa, o sea mi rinconcico de la catedral y estoy allí divinamente: una capilla barroca supercuqui, que ya la querrían muchas madonas italianas o muchas santas lloronas de esas de la imaginería andaluza o castellana. Mi hornacina, mi cúpula esculpida, mis angelotes regordetes y esa reja dorada de tronío que le da tanto empaque al habitáculo. Y mi madre, que es más clásica, pues su huequecito en un templo románico, que es como más propio de una mujer mayor.

Hasta ahí todo bien. Quiero decir durante casi todo el año. Y más para ella, que no le tocáis las narices con los cambios de indumentaria.

Porque lo que es a mí... La Barbie celestial parezco: ahora de blanco, ahora de morado… Y ese traje con el escudo de Tudela, que parezco una camarera del Diamante, sólo el fajín me falta. Y que no es cosa sencilla ni cómoda lo de cambiar el hábito, que menuda parafernalia. Pero en fin, que son cosas de la fama y de agosto a junio no lo llevo mal…

Claro que julio es otra cosa. Y lo digo porque, no conformes con la parafernalia del cambio de modelito, que ya tiene lo suyo, la mudanza se convierte en un espectáculo al que medio Tudela desearía asistir. Que menos mal que el cabildo no los deja, que si no me veo como las mujeres públicas esas que se exhiben tras los escaparates de ciertas villas populosas. Y después, y con lo bien que estoy yo en mi nidito, se me llevan al Altar Mayor, que no conozco a nadie. Aunque los vea todos los años. Porque me ignoran. Quiero decir que ellos y ellas, los habitantes de la zona, llevan siglos conviviendo y a mí me aparcan allí de vez en cuando, en primera línea además y, claro, los otros se cabrean y me hacen el vacío. Porque dicen que los feligreses sólo van a verme a mí. Y para cuando quiero ganarme su confianza llegan fiestas y hala, otra vez a la capilla. Que por cierto, los angelotes me hacen el vacío por haberlos abandonado. Y luego los cantos esos, de verdad, que a mí nadie me ha pedido opinión pero me gustan más los Iron Maiden y no tanto violín. Por no hablar del paseíco a pleno sol del 26 y de las jotas. Que tampoco me gustan. Pero me tengo que aguantar. Aunque el año menos pensado me bajo de las andas y me voy a la Taberna del Gaitero a echarme una cañica. O un chardonnay bien fresco. Que mucha flor y mucha banda y mucha jota pero nadie se da cuenta de que paso sed. Y que tanta paradica es un coñazo. Que ha habido años que la temperatura rondaba los cuarenta grados y yo ahí, en lo alto y con ese traje que ya me gustaría ponérselo al alcalde a mediodía.

Y luego lo del Joaquín, que dice que está hasta el gorro del trajín que hay en casa. Que es un ir y venir y que eso para un hombre de costumbres como él es mala cosa. Que se le está resintiendo la salud y todo y que hasta tiene fiebre. Pero vamos, que para mí que son cuentos y lo que le pasa es que está celoso porque yo acaparo todas las miradas. Pelusa, que se ha llamado toda la vida de Dios.

¿Y lo de Santa Ana la Vieja? Sacar a la mujer al punto de la mañana, que ni se ha tomado el calcio, a su edad y con lo cascadicos que tiene los huesos. Porque la Magdalena muy bonita será, pero humedad tiene más que una pecera. Vamos, que si la repintan puede hacer de Virgen del Carmen sin problema. Y otra de San Joaquín, que no le hacéis caso en todo el año y el 26 lo mismo… ¡Toma paseo a pleno sol!

Que no… que ya tenemos todos una edad y tanto trajín nos descoloca. Que nos dejéis donde estamos que es lo que debe ser. Que a la gente mayor, cambios, los justos. Y menos tantos y en tan pocos días. Y que ya os daréis cuenta cuando lleguéis a viejos.

Por cierto, y hablando de cambios: que lo del toldo ese que habéis puesto en la puerta de la casa de la Vieja no nos gusta un pelo. Que a ver cuándo lo quitan.

#SafeCreative Mina Cb

 

LE FLIPÉ
(EL FLIPÁO)

-¿Pog donde se va a Castildetiega?

Lo miré como hubiera mirado a Toquero bailando un aurresku. Ese tipo pegaba en la Serralta del día del txupinazo lo que Serrat en un concierto de Bad Bunny. Trajeáo como un banquero, con la mochila a la espalda y unas sandalias de trekking. Buscaba, me dijo, un lugag donde alquilagan bisicletas. Y yo le dije que eran fiestas y estaba todo cerráo. Y que si quería una bici le daba la de mi sobrino, que llevaba siglos arrinconada en el trastero de la casa de mis padres. Hizo un gesto de extrañeza y me dijo que quería pagarla y yo le dije que nanai. Pero se puso tan pesado que le dije que vale, que aceptaba cien euros. De modo que enfilamos hacia la Rúa y nos cruzamos con los gigantes. Se detuvo, pasmado, ante Catalina de Foix y le preguntó a un gaitero que cuánto pedían por ella. Este le respondió que no estaba en venta y el tipo se contrarió bastante. Me lo llevé entonces al Dorondón, que sabía que tenía figuritas, y compró todas las que quedaban en el establecimiento. Bueno, de hecho, también compró el local. Y el edificio. Y en lugar de a Castildetierra se fue a su casa, vendió todo lo que tenía y ahora vive en Yanguas y Miranda.

La última vez que lo vi me dijo que está montando su pgopia compagsa de gigantes.

#SafeCreative Mina Cb

 

DA IGUAL

Da igual si tu intención es ir de tranqui. O quemar Tudela con tu amiga del alma. O solo dar una vuelta con los críos porque vean el ambiente. O secundar cada tarde la bajada de las peñas. O juntarte con la cuadrilla, que ya no los ves más que una vez al año. O largarte a Salou el 26 a la tarde. O amontonar vermús toreros. O no perderte una colección de fuegos de artificio. O sacar a tu padre en la sillita para que escuche a los gaiteros. O echarte a la calle solo a ver qué pasa. O atarte bien las zapatillas cada noche para correr la revoltosa. O madrugar y aprovechar el día. O llevar el ramo más grande de la ofrenda. O tirar la casa por la ventana e ir en plan millonetis, de terraza en terraza y restaurante en restaurante. O salir tan solo para los conciertos. O acercarte a los puestos de los jipis por ver si hay algo nuevo. O recorrerte la plaza el mediodía de la Gigantada contando todas las figuras. O quedar con las cuñadas y liarla parda. O dejar atónitos a todos los participantes de los bailables con tu dominio de la danza. O tenerlo todo controlado. O acercarte a la feria a ver si las carabinas de las garitas disparan recto este año. O desempolvar las galas para ser el más elegante de la procesión. O acumular gaupasas. O ir de peña en peña, coleccionando pegatinas y vasos de colores. O acudir a todas las verbenas a corear los éxitos. O coleccionar gafas y sombreros de los vendedores ambulantes. O echarte al hombro al cámara de fotos y mirar la vida desde el objetivo. O seguir soltando la lagrimica, con tus más de cuarenta, cuando sale el toro de fuego. O no perderte un recital de jotas. O postular al Borrajas, que nunca te lo dan. O perseguir a las charangas. O asomarte al balcón a ver pasar la gente en blanco y rojo. O aprenderte el programa de memoria y tratar de no perderte nada. O incluso quejarte y nada más.

O dejar que la fiesta te atrape, te guíe y te transforme (liarte, en suma).

El caso es no permanecer indiferente.

¡Felices fiestas!

#SafeCreative Mina Cb

 

COÑO, QUE SON FIESTAS
(o de cómo va cambiando el cuento poco a poco)

Quienes habéis nacido chicos no lo sabéis pero solía ser así: Tú estabas en un bar con la pandilla en plan superguay, con la música de entonces, dando botes con tu vaso en la mano y sucedía. La palmada digo. De pronto notabas el cachete en el culo y se te cortaba el rollo radical. Y te volvías y mirabas alrededor y un poco por proximidad y otro por deducción podías adivinar quién había sido. Y tenías dos opciones y normalmente optabas por la primera, que era pasar del tema y continuar bailando. Pero vamos, que yo era más de la segunda, o sea meterle un bofetón al tipo y, si ponía cara rara, decirle que sólo le habías devuelto la palmada. Claro que eso era cuando conseguías acertarle, porque si lo veía venir se retiraba y te soltaba las palabras mágicas:

“Coño, que son fiestas”.

Esa frase valía para todo. ¿Que te tocaban el culo? Coño, que son fiestas. ¿Que te tocaban las tetas? Coño, que son fiestas. ¿Que un borracho te hacía un gesto obsceno? Coño, que son fiestas. ¿Que se te pegaba un baboso y no te lo arrancabas ni con agua caliente? Coño, que son fiestas. ¿Que te levantaban la falda en mitad de la calle? Coño, que son fiestas. ¿Que un sinvergüenza aprovechaba la aglomeración en una peña para sobarte entera? Coño, que son fiestas. ¿Que te abordaba un fulano y pretendía restregarte contra la pared? Coño, que son fiestas. ¿Que se ponían debajo de una escalera para verte las bragas al subir o bajar? Coño, que son fiestas. ¿Que un desconocido intentaba meterse en el baño contigo? Coño, que son fiesta. ¿Que un listillo te subía la camiseta delante de toda su cuadrilla, cuando salías del bar y los amigos, aún encima, lo protegían cuando te volvías para darle un buen sopapo? Coño, que son fiestas.

Pues eso: Que si no eres tía no tienes ni idea.

#SafeCreative Mina Cb

Pd: Se admiten aportaciones. Porque seguro que me dejo cosas.