LA FOTO DEL AÑO

En lo que va de hoy a mañana se van a ver muchas fotos y leer muchas reflexiones. Y es que ha llegado el día cero. El día del hombre de las orejas, que decía mi padre; ese que llegaba a la Plaza Nueva con sus más de seiscientos pares de pabellones auriculares y al que yo jamás conseguí ver.

En fin, que ha llegado por fin el momento de decidir qué ha sido lo mejor del año. Y, como existen las redes sociales, de contarlo. Aunque a nadie le importe.

Y mira por dónde yo este 31 de diciembre el momento lo he tenido claro. Y eso que el homenaje de la peña la Jota pesaba lo suyo (esa bota del Goya la puedo utilizar como arma defensiva si me vuelven a entrar en casa y no se van por las buenas -menudo año de robos en viviendas, que esa es otra-). Pero cuando tus sueños, los verdaderos, han visto ya la luz, lo que de verdad te hace feliz es contribuir a construir los de la gente que te importa. Y es por ello que estoy tan orgullosa de haber participado en el primer alumbramiento literario de Félix Esáin, ese tipo humilde, honesto y valeroso que me honra con su amistad desde hace unos cuantos Paloteaos. Y me enorgullece, aparte de porque lo quiero un huevo, porque este libro brotó del amor, de la amistad y de la calle. Y de la confianza que los demás tienen a veces en aquello en que nosotros no creemos. Y de ese merecido homenaje a Mariví, que nos dejó a todos con la boca abierta hace año y medio, tomando una decisión hecha a medias de amor y valentía. Y porque Félix es una de esa personas que, de puro no hacerse notar, se convierten en imprescindibles. Y porque el proyecto lo maquinamos entre bromas, acodados en barras y tirando de rubia, que es como a nosotros nos gusta hacer las cosas. Y porque él necesitaba hacerlo, pero también necesitaba que le dijeran que lo necesitaba. Y porque se merece eso y todo lo bueno que pueda sucederle.

Y porque, qué hostias, para qué están los amigos si no…

#SafeCreative Mina Cb