LA REBELIÓN DEL BOTE DE LENTEJAS
A ver… que estoy algo perdida y necesito un poco de empatía doméstica. Porque no sé si me pasa solo a mí o sucede con una sola marca y un solo producto o es algo general. O es que yo siempre cojo en el súper el envase que debería llevar dentro la cámara oculta para grabar y retransmitir en directo la cara de gilipollas que se te queda.
Hablo de las latas de lentejas. De las pequeñas en concreto y de una marca en particular, que son las que me vienen bien. El resto de la legumbre la consumo en frasco, pero con las lentejas soy un poco tiquismiquis y prefiero el formato metálico, que creo que conserva el sabor mucho mejor. Manías que tiene una. Y que sí, que ya sé que como la seca de paquete que va a la olla tras el remojo no hay ninguna, pero me he vuelto muy vaga con la edad, qué vamos a hacerle.
Pero al lío: el caso es que no hay manera de echar a la cazuela las legumbres sin formar un estropicio. Porque yo tiro de la anilla, suelto la tapa y guay. En plan no pasa nada. Quiero decir que el contenido del bote queda al descubierto, bien apretadito y la mar de apetitoso. Y ahí está la trampa, porque el líquido está abajo, sometido a la presión del alimento que no le permite tocar la superficie. Y lo vuelcas y nada. No cae ni una pizca. Y te quedas mirándolo y dices, pues aquí pasa algo. Y lo intentas de nuevo y que si quieres arroz. Y ya te vas inflando y lo pones boca abajo sobre la cazuela, y le das golpecitos en el culo. Pero ni por esas. Y ya se te ocurre que a lo mejor metiendo algo, o sea una cuchara para remover el contenido, que a lo mejor. Pero tampoco. Tú metes la cuchara y no hay manera. Y ya te vas enfadando de verdad y decides hincar el cubierto así como que a mala leche. Y entonces pasa. Un chorrotón de líquido sale despedido y va a parar a cualquier parte menos a la cazuela. Y lo pones todo como un cristo y piensas que bueno, que al menos ya puedes vaciar el contenido del bote. Pero no. Porque el líquido se ha desplazado al centro y las lentejas han quedado casi adheridas al cilindro interior. Y no salen ni con espátula. Y ya te cagas en los más barrido y las vas extrayendo como puedes, que pareces Carpanta rebañando un bote de leche condensada, y entonces las lentejas van cayendo como en plastas, plotch, plotch, y salpicando la encimera de la vitro, que ye estaba hecha un asco. Y al final lo consigues, aunque no hay forma de vaciar completamente el tarro, al que siempre queda prendida alguna lentejita, pero convencida de que le has cogido el tranquillo a la cuestión y la próxima vez no te pasará lo mismo.
Gran error.
#SafeCreative Mina Cb
Cuentos, poemas, historias... Soy Inma y os propongo que hagamos un club de cuentistas. Con imaginación. Con ilusión. Con esperanza. Un club donde pasar el tiempo, donde evadirse... Donde jugar a ser otro.
miércoles, 25 de septiembre de 2024
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