lunes, 16 de septiembre de 2024


 

¡SALUD!

Se emparejan mis amigos,
pues tenemos una edad,
y yo me quedo sin gente
para salir a alternar.

Se me acaban las cuadrillas
con que echar unas cervezas
si el mundo se viene encima
y me estalla la cabeza.

Los años, que no dan tregua,
ya hicieron criba hace años
y lo remató el covid
que metió en casa a los sanos.

Desde esa gris epidemia
mi pandilla ya no sale
o sale de vez en cuando
y más bien pronto que tarde

y el sábado únicamente
porque el viernes y el domingo
desde entonces ya no salen
a beber más que los pingos.

Aunque tengo dos grupitos,
puede que incluso hasta tres,
con los que a veces me junto
a combatir el estrés

y entre caña y caña vamos
arreglando, si no el mundo,
las cuitas que cada cual
trae de casa o del curro.

Y así pasamos la vida
cuidándonos mutuamente
el grupo de los acérrimos
cañeros impenitentes

acogiendo al que se apunta
si le sorprende el divorcio
y despidiendo al que emprende
un nuevo camino propio.

El Club de Carnicerías
acoge a propios y extraños
y tiene una sola norma:
Ni juzgar ni ser juzgado.

#SafeCreative Mina Cb

domingo, 15 de septiembre de 2024


 

CALABAZAS

Si Halloween es tu reto
porque te va lo mortuorio
y montas el velatorio
del fantasma, el esqueleto
y el zombi con su careto.

Si ni te abrazan ni abrazas
pues te da Eros malas bazas
da por perdida la guerra
y acércate hasta Valtierra.
¡Eso sí son calabazas!

#SafeCreative Mina Cb

sábado, 14 de septiembre de 2024


 

PIENSO EN TI

Pienso en ti cuando el impuesto
te reclamo cada mes:
Pienso en ti cual doña Inés
pensaba en su Juan apuesto.
No es amor, que es presupuesto

lo que guía mi querencia,
que necesito solvencia
para dar a la ciudad
estilo, salubridad
y una bonita apariencia.

Pienso en ti al librarte, chata
del enojoso quehacer
de las hojas recoger
remplazando árbol por mata
(si no hay mata no hay patata)

y poniéndote delante
puestos de venta ambulante
del mercado del medievo.
Gente va a pasar un huevo,
pero no verán tu estante.

#SafeCreative Mina Cb

viernes, 13 de septiembre de 2024


 

LA PRIMOGENITURA DE JACOB
(estafas del camino)

La mañana amaneció nublada y no tardó mucho en empezar a llover. No era una lluvia intensa, sino más bien una leve llovizna de esas que para cuando quieres darte cuenta vas hecha una sopa. Había salido del albergue tras los italianos y lo desapacible de la climatología invitaba a enchufarse los auriculares y poner el Nuclear de Leiva a todo volumen. La lluvia arreciaba y los talones estaban empezando a molestarme de verdad. Era casi medio día y había quedado lejos esa acogedora cafetería en que paré por la mañana y en la que una maza de plátanos se ofrecía, tentadora, al sufrido peregrino. A esas alturas el potasio de la fruta se había quedado ya agarrado las piedras del camino. Unos pocos kilómetros me separaban de la siguiente parada y de una sola idea:

Comer.

Hubo suerte porque el único bar del pueblo estaba a la entrada del mismo. Y eso significaba que en breve podría soltar la mochila, sentarme y aflojarme los cordones de las botas, que me estaban matando.
Pedí una caña. Una pareja acababa de llevarse la poca comida que quedaba en la barra. No era ni la una y media y el dueño me dijo que si tenía paciencia me podía dar unas lentejas.
Yo le contesté que no me importaba esperar y que si sería posible que me saliera con mi cerveza a la terraza y me avisasen cuando la comida estuviese lista. El dueño ignoró mi petición al tiempo que un operario de brigada con indumentaria reflectante ocupaba la única silla acababa de quedarse vacía. Instantes antes el propietario del local había pasado al comedor a una guiri que había llegado a la vez que yo.
Los pies, al detener el movimiento, se quejaban más enérgicamente, y la paciencia estaba empezando a terminárseme a la vista de que, al parecer, en ese garito todo el mundo me ignoraba.

Al cabo de unos diez minutos de permanecer de pie, apoyada en la barra con expresión idiota, el propietario de local me miró con cara de circunstancias y me dijo:
“¿Qué?”
Y yo le contesté que estaba pensando en largarme.
Y él me dijo: “Pues serías la primera mujer que me deja”.
Y yo le respondí que si trataba a muchas como a mí no sería la última.
Y argumentó me había anunciado que si tenía un poco de paciencia me daría de comer. Y argüí que yo también le había dicho que si era posible que me saliera a la terraza y me sentase y me avisasen cuando estuviera la comida en lugar detenerme allí clavada como un poste, a lo que el hombre me respondió que vale, que podía salir a la terraza y sentarme y que me avisarían cuando pudiera pasar al comedor.

Sabedora de que el tipo tenía la sartén por el mango, ya que no había otro lugar donde comer en al menos media hora de camino, agarré más o menos por este orden y en diferentes viajes la mochila, los accesorios y el vaso de la cerveza, habilité una mesa del exterior, sequé como pude una de las sillas de la terraza y, cuando no había hecho más que acomodarme, el hijo del propietario salió y me dijo que ya había sitio en el comedor. Vuelta a empezar con el traslado de todos los enseres.

La verdad es que la espera mereció la pena porque al cabo de un par de minutos el chaval puso ante mí una sopera de humeantes lentejas con chorizo y morcilla de las que no deje ni las migas y por las que el dueño del local me sacudió doce euros de vellón.
Doce euros.
Por una ración de lentejas.

Que me salieron más caras que las de la primogenitura de Jacob.

#SafeCreative Mina Cb

jueves, 12 de septiembre de 2024


 

LA PALABRA LIBERTAD

Existen el salmón, la coca cola,
los conciertos, las luces de ciudad,
el café, los jabones de colores,
el caer de la tarde junto al mar.

Existen las canciones de Sabina,
la piscina en verano, el pacharán,
las fiestas de Santa Ana, los pulpitos,
el tute, las partidas de billar.

Existen la familia, los amigos,
los puentes y las fiestas de guardar.
Existen el amor y la cerveza
y existe la palabra libertad.

#SafeCreative Mina Cb

miércoles, 11 de septiembre de 2024


 

CERRADO POR DERRIBO

El Cortijo de la CHE
se le llama en la Ribera
pues lo rigen señoritos
que ponen y quitan vedas.

Cerraron cuando el covid
encarceló a España entera
y tardaron más de un año
en conmutarnos la pena.

El horario es restringido,
dicen, pues si no la peña
se pasa quinientos pueblos
con botellones y juegas

y luego tienen los pobres
operarios de la empresa
de mantenimiento que ir
quita que quita la mierda.

Y es por eso que a la noche
todas las verjas se cierran
y se abren por la mañana
cuando el horario lo acepta.

¿Todas las verjas has dicho?
¡Por Belisana que yerras!
Pues sigue habiendo una entrada
que mantiene su cancela.

El cartel dice que hay riesgo
de abollarte la sesera
pues no está bien la fachada
y se desprenden las piedras.

Pero lleva ahí el aviso
puesto desde primavera,
se está acabando el verano
y el tema no se remedia.

Y si has salido del Prado
andando desde Tudela
lo que menos te apetece
es tener que dar la vuelta

y entrar por donde la vía,
¡¡Tres meses lleva la verja!!
Y no se ha visto un andamio
para reparar el tema.

Que si de mi casa caen
cascotes sobre la acera
me viene un municipal
y me dice: “O bien lo arreglas

en el plazo establecido
(y mejor que por las buenas)
o te manda el muy ilustre
a una empresa de paletas

que apañan el desconchado
y te pasan la boleta.
Y si no quieres pagar
te lo quitan de la cuenta”.

Viva Santa Ana y el Ebro.
Viva el cierzo y la Bardena.
Viva la CHE y su cortijo
y hasta el Betis, manque pierda.

#SafeCreative Mina Cb