PILLARSE UN PEDO

Pillarse un pedo en tiempos de pandemia debería estar subvencionado por la Seguridad Social.

A ver… no hablo de un pedo tonto, de estos del garito de detrás de casa con los parroquianos en plan ya que tú has pagado esta ronda yo pago la siguiente y así hasta el infinito.

No. Yo hablo de un pedo en condiciones, con colegas de esos a los que por culpa del virus sólo ves de vez en cuando y ha llegado el día, y te pones de tiros largos y te sientas sin prisa y disfrutas de la compañía y de la conversación mientras el calor propicia que vayan cayendo las cervezas y al final, ya bastante desperdigados, enganchas a esa amiga con la que estuviste peleada un tiempo y le empiezas a contar penas de amor y de repente te salen del alama todos los demonios y te ves como Richard Gere cuando en Pretty woman suelta en el jacuzzi eso de “me ha costado chorrocientos dólares en terapias decir esta frase”, sólo que cambiando dólares por cañas y terapias por amigos.
Y es que en estos tiempos oscuros parece que todo lo que no sea el Covid es secundario y no. Virus aparte, todos seguimos lidiando con nuestros fantasmas y nuestras mierdecillas, porque las pequeñas hecatombes personales no entienden de aforos limitados y entran a saco, cual elefante en cacharrería, y nos desordenan el corazón y el ánimo y aún encima tenemos que sufrirlas en silencio y con la mascarilla puesta. Por eso es tan importante, de vez en cuando, despegarse del miedo y del sofá y lanzarse a la aventura de vivir como si nada estuviera sucediendo. Y olvidarse del reloj, de las vacunas y hasta del decoro, repartiendo sonrisas, celebrando anécdotas, brindando con cerveza y hasta haciendo proposiciones deshonestísimas por whatsapp a esos otros colegas que, aunque por circunstancias no estén en el ajo, sabes que te lo perdonan todo porque también te llevan en el corazón. Y a la mañana siguiente atar cabos y morirte de risa y de vergüenza, pero sin ningún pudor, porque los amigos están para eso...

Y para más.

#SafeCreative Mina Cb