HUECOS
Se han
ido deslizando suavemente
por el
negro agujero del olvido
tus
cajas de galletas atestadas
de
tornillos y clavos retorcidos.
Se han
quedado encerrados los olores
del
barniz y la cola en un resquicio
de tu memoria,
donde ya descansa
el
pim-pón incesante del martillo.
Te veo
todavía entre virutas,
entre
serrín volátil y amarillo…
Te veo
repasando los listones
a golpe
de formón y de cepillo…
Te veo,
la colilla entre los labios,
entornando
los ojos, pensativo,
veo el
azul batín con que frotabas
tus
gafas de cristales blanquecinos.
Te veo
ayer, te veo como fuiste:
te veo
como siempre habías sido…
Te veo
ayer porque me parte el alma
mirar
tu ahora del ayer perdido.
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