sábado, 21 de noviembre de 2015



PARA CREER

¿Qué necesita un hombre para creer en la palabra de un amigo?
Sabia cuestión
puesto que no es en las palabras en lo que creemos
finalmente.

Y es porque las palabras no son
sino una cobertura,
un aderezo que puede enmascarar a negros corazones.

Las palabras son luz
y son envidia
dependiendo de los labios y de los oídos.
Las palabras han armado a centenares de millares de hombres
a los que han dejado ciegos con su brillo,
mucho más resplandeciente que el de la luz del sol.

Las palabras son sólo eso:
palabras.
Fonemas,
sonido articulado,
impostado,
emitido con una determinada entonación.

Pueden mentir,
herir,
hundir en la miseria,
hasta matar…
Y todo sin asomo de violencia.

Las manos estrangulan, sin embargo,
las palabras pueden asfixiar poquito a poco.

Pero pueden también,
y eso creo que lo sabemos todos,
convertirse en el fusil que salve al mundo de la ignorancia,
que es la puerta
por la que se acaban colando todos los tiranos.
Pueden llevar al llanto hechas poesía
y pueden aliviar almas enfermas
y rescatarnos de los negros abismos de la angustia
cuando bocas queridas
las derraman, cual milagrosos bálsamos
sobre todo ese cúmulo de llagas
que la vida ha ido abriendo
en nuestros corazones.

¿Qué necesita un hombre para creer en la palabra de un amigo?

#SafeCreative Mina Cb

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