viernes, 7 de noviembre de 2025


 

EL CONCEPTO “HABLAMOS”

Algún filólogo debería elaborar una tesis doctoral acerca del concepto “Hablamos”.

De su fastidiosa ambigüedad quiero decir.

Sí, porque se supone que “hablamos”, como segunda persona del plural del presente de indicativo del verbo hablar, debería ser un vocablo referido al ahora y no ese término que se pierde en la procelosa inmensidad del tiempo y del espacio.

Porque cuando se quiere hablar se habla. Y se habla ya. Y a ser posible más claro que alto. Pero cuando lo que se está haciendo es esconder la cabeza debajo del ala para eludir una respuesta incómoda o una situación inconveniente, lo que se hace es soltar la palabraeja de marras.

“Hablamos”, se remacha.

Y ahí se termina la conversación. Y ese “hablamos” no sabes si es una promesa o es un que te den. Un ahí te pudras. Un hasta luego Lucas. Un ya si eso me lo replanteo pero mientras tanto voy a dejarte con la duda.

Y ese “hablamos” vale para todo. Para el jefe que te debe horas, para el novio que te ha puesto los cuernos, para el amigo que te adeuda pasta, para el vecino que no te devuelve la caladora, para la prima que se apropió de esos pendientes que la abuela te había prometido a ti...

Vamos, que digamos que es una palabra comodín. Una de esas expresiones que parecen amigables pero tienen un reverso tenebroso de flipar. Porque quien te dice “hablamos”, a modo de despedida, tras una conversación digamos chunga, está haciéndote creer que vas a tener una segunda oportunidad y de eso nada. Con esas ocho letras te están dando el pasaporte diplomático para que sigas creyendo, contra todo pronóstico, que el conflicto se puede resolver a tu favor.

Y de eso nada.

En fin... hablamos.

#SafeCreative Mina Cb

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