domingo, 24 de noviembre de 2024


 

UN GINTÓNIC

Un gintónic ya es mucho cuando no tienes costumbre. Y más si antes han caído media docena de cervezas. Y sin cenar además. Porque salió del curro quemada como una falla y la intención era echarse un trago, dar la chapa laboral a unas amigas y largarse para casa. De hecho, iba hasta con la mochila del uniforme sucio colgando de la espalda. Y diez euros, que a alguna ronda la invitaron cuando se quedó sin pasta.

El tipo se hallaba al fondo de la barra, justo al lado de la puerta. Estaba todo lo bueno que se puede estar con él cincuenta y muchos y tú una buena dosis de alcohol pululando por la sangre. La interceptó a la salida. Que ya sabemos eso del no es no, pero si nos quitan lo de ligar en los bares nos lo quitan todo, pensó ella. Y le dijo algo y él pidió dos gintonics y ya todo fueron nubes de algodón y palabras diluyéndose en la atmósfera de música de batzoki. Aunque ninguno de los dos hablase euskera.

De repente, y no supo bien cómo, se encontró fuera del bar, medio empotrada por él en la fachada y con un calentón que no recordaba desde hacía siglos. Lo arrastró de la mano hasta su casa y fue como en las pelis: se engancharon en el ascensor y empezaron a arrancarse la ropa nada más cerrar la puerta. Lo fue empujando hasta la habitación y, antes de dejarse caer sobre la cama, él se separó.

Un momento- dijo, girándose al tiempo que agachaba la cabeza, se introducía los dedos en la boca y extraía de la misma un sonrosado puente dental que colocó sobre la mesilla.

Espero- apuntó ella, repuesta de la repentina estupefacción que le causó imaginarse palpando, al estirar los brazos hacia el mueblecito en pleno éxtasis, el repelente objeto, y justo antes de lanzarlo sobre el catre mientras clavaba sus ojos en el abultado calzoncillo- que esa sea la única prótesis que llevas.

Lo dicho: un gintónic ya es mucho cuando no tienes costumbre.

Y más si antes han caído media docena de cervezas.

#SafeCreative Mina Cb

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