lunes, 25 de noviembre de 2024


 

EL CÓMPLICE

Dio un sorbo al café y lo dejó sobre la mesa. Abrasaba. Se acodó en el mármol, la mejilla reposando en su mano derecha y casi al instante sus ojos se cerraron. Los compañeros hablaban de trabajo, como de costumbre. Y de fútbol. Reían y discutían en voz alta y el sonido de sus voces se sumaba al ruido de los motores de las cámaras, al zumbido de la cafetera y al parloteo del locutor de la televisión siempre encendida. Un arrullo para su fatigado espíritu.
Otra noche en blanco. O casi. Porque hasta que a las cuatro de la madrugada no cesaron los golpes y los gritos no pudo pegar ojo.

- “Oye, Pedro… ¿No es esa tu casa?”
Dio un respingo y abrió los ojos lentamente. El enorme plasma donde hasta hace unos minutos Messi respondía a las preguntas de los periodistas emitía en este momento las imágenes de un cuerpo amortajado sobre una camilla saliendo por el portal de su edificio. Tras el cortejo de médicos, viandantes, vecinos y demás curiosos salió, esposado y escoltado por varios policías, el grandísimo cabrón con el que se cruzaba cada mañana en la escalera.

#SafeCreative Mina Cb

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