DE MAYOR... MODELO
Tengo una amiga que toda la vida quiso ser modelo. Desde pequeña. Pero claro, le decían que había que ser alta y tener las mismas dimensiones de pecho y de cadera y no hubo forma. Y luego ya, con once años, cuando se puso pantalones ajustados por primera vez y se dio cuenta de que tenía las piernas torcidas el trauma ya no se le curó. Y más cuando al poco tiempo las top empezaron a estar en el candelabro todo el tiempo y la Campbell y la Schiffer salían hasta en la sopa. Y luego leía las revistas del colorín en la peluquería y se enteraba de que las habían descubierto en una discoteca: que había pasado por allí un cazatalentos y las había abordado para proponerles lo del estrellato. Que vaya mierda, pensaba, con lo discotequera que había sido y a ella lo único que se le acercaban eran pelmazos con un gintónic en la mano. Y cuando los gintónics eran de Larios o de Gordons, no como ahora, que hay más clases de ginebra que de pelmazos.
Pero a lo que iba: que se olvidó de lo de ser topmódel y se dedicó a lo suyo, que es la colombofilia. Y dejó de arreglarse y regaló la báscula y arrinconó su sueño de la infancia. Pero oye, que como parece que las maduritas se están poniendo de moda, pues hace unos meses se tiñó las canas y se pintó los labios y luego se hizo un selfi en el espejo de la entrada así en plan sexy, con la mini vaquera y medias negras y un sujetador con relleno. Y lo mandó a una agencia de esas que contratan señoras mayores y funcionó. La llamaron de una multinacional del automóvil para hacer unas pruebas y la cogieron en el acto porque, según ellos, su apariencia se ajustaba al milímetro al proyecto que tenían entre manos.
Era para el desguace. ¡Qué cabrones!
#SafeCreative Mina Cb
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