jueves, 7 de marzo de 2019





FEMINIDAD Y FEMINISMO

Vaayapordiosssss... menudo trauma llevo. Ahora resulta que, después de una vida de luchar conmigo misma hasta aceptarme, estoy equivocada.

Sí; porque lo dicen las de Vox, que parece que de mujeres saben más que nadie. Ahora resulta que toda esa época mía de rebeldía adolescente, de no arreglarme, de salir a la calle de cualquier manera, de no quitarme los pantalones ni para el día de mi boda... no ha servido para nada. Quería decir que no ha servido para nada la evolución, y que estoy equivocada y tengo que volver a los diecisiete, como decía Rosa León. Hay que joderse, con la pereza que me da lo del acné y los dolores menstruales. Y el vivir con los padres y toda esa parafernalia de las broncas por llegar tarde y el no tener pasta para nada y todo eso... Pero da igual: porque la actitud que cuadra con mi personalidad de tipa independiente y belicosa es esa: el vaquero, la botaza, el jersey hasta la rodilla, la melena desigual, las bragas de mercadillo y el vello corporal como para hacer coletas. O sea que no ha servido de nada que yo venciera por fin mi reticencia a los vestidos (que me habían gustado desde niña pero me los prohibía porque me parecían cursis), a los adornos para el pelo (tres cuatros de los mismo), a las sandalias abiertas, a las camisetas entalladas y, sobre todo, a las medias de rejilla y a la falda corta, que se me antojaban el súmmum del puterío sumiso al macho dominante, porque resulta que ahora, a mis cincuentayalgo, tengo que recular y convertirme en una adolescente renegona y feúcha a la que le dé lo mismo llevar la axila depilada o no. Porque para luchar por los derechos de la mujer hay que ser un marimacho. Que si no no hay coherencia.

Pues miren, señoras mías: creo que se equivocan. Porque eso del pecho al aire y el sobaco en plan selva amazónica pasó. Y si miro alrededor de mí y veo a las niñas que salen a la calle a vocear, resulta que todas son monísimas. Que se arreglan y se pintan y se maquean. Y son más femeninas que las sirenas que hicieron encallar los barcos de Ulises. Lo que pasa es que claro, si te metes con ellas se cabrean. Que el envoltorio tiene poco que ver con lo que hay dentro. Se cabrean y mucho: porque en su actitud pro igualdad está incluido el derecho a vestirse como les dé la gana. Co-mo-les-dé-la-ga-na.... no sé si se me entiende. Que no se tienen que disfrazar de camioneras de trailer. Que ya no se lleva, señoras mías. Que ahora las feministas pueden ser femeninas. No como antes, que tenían que parecer mesas camillas.

Que no, que no... que ya no nos la pegan.

Que estamos encantadas de habernos conocido.

#‎SafeCreative‬ Mina Cb
Imagen: Leandro Lamas

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