¿ESTUDIAS O TRABAJAS?
Confieso que la seducción me pone. Muchísimo además. Y que a estas alturas no me da ya ningún reparo confesarlo. Confieso que me he vestido para seducir. Que he sonreído para seducir. Que he escrito cartas para seducir. Y que he insistido, en caso de pensar que valía la pena el intentarlo, y he podido llegar a ser pesada,. Y que cuando me han dicho que no lo he aceptado. Y lo he digerido como me ha sido posible. A veces me ha costado más y otras menos. Depende del destinatario y de la situación Y de mis propias circunstancias. Y confieso también que me he dejado seducir. Con toda la parafernalia que ello conlleva. Me he dejado agasajar, por pura vanidad a veces, y sabiendo que el otro apenas tenía posibilidades. Por sentirme deseable. Que a lo mejor no esta muy bien, pero a todos nos gusta. Gustar y que nos miren, Que nos alaben. Que nos hagan la pelota. Sobre todo cuando vamos a mayores y el mercado se va empequeñeciendo. Y confieso que también he soltado algún tortazo que otro. Cuando el donjuan se ha pasado de la raya. Cuando el machito de turno me ha dado la palmada para hacerse valer ante el rebaño. Cuando han tratado de llevar la cosa a más sin mi consentimiento. Y confieso que he pasado miedo. Cuando alguien me ha increpado desde un coche y yo he hecho un corte de mangas y el coche se ha dado la vuelta y me ha seguido. Cuando me han abordado en mitad del campo, sola y sin saber qué es lo que querían. Y confieso también que hace unos años amenacé a un acosador con llevar el teléfono a la policía si no dejaba de molestarme.
Reconozco, pues, que mi condición de mujer influye en el devenir de mi existencia. Que no voy por la vida como ellos. Y que a veces me giro, de noche, al oír un ruido tras de mí. Pero que eso no impide que salga y que me relacione. Y que no creo que todos los hombres me quieran agredir. Y que pienso que nos estamos pasando de la raya. Y que el juego de la seducción ha existido siempre. Y que gracias a él hemos sido concebidos. Y que si uno observa el reino animal lo ve bien v
claro. Cada cual muestra lo mejor de sí mismo para captar la atención del otro sexo. Y luego, es lo que hay, el más bonito se lleva el gato al agua. Y el que no se jode y baila. Que nos será justo pero así es la cosa. Y si te dan calabazas pues te aguantas. O insistes, que lo mismo hasta sacas al otro de un letargo y te acaba por ver el colorido de las plumas. Y le mola y tal y tal. Y si no pues ya sabes, queda batirse en retirada y a otra cosa mariposa. Sin violencias ni malos rollos. Ni pasotes en plan camareros echándote del bar por mirar a la chica de la esquina. Que puede ser acoso. De buen rollo y sin pasarse de la raya. Ni de un lado ni de otro. Acercándote con el estudias o trabajas, o lo que se diga ahora, y tratando de entablar conversación. Sin abusos y sin susceptibilidades. Como se hacía antes de que se desplegase esta red de corrección política que parece que nos está volviendo gilipollas. De buena fe y con interés, no babeando el uno y la otra con el puñal a mano o viceversa.
Que al paso que va la burra, entre los móviles y el cague de la peña a la hora de abordar al sexo opuesto, nos vamos a acabar por extinguir.
#SafeCreative Mina Cb
Confieso que la seducción me pone. Muchísimo además. Y que a estas alturas no me da ya ningún reparo confesarlo. Confieso que me he vestido para seducir. Que he sonreído para seducir. Que he escrito cartas para seducir. Y que he insistido, en caso de pensar que valía la pena el intentarlo, y he podido llegar a ser pesada,. Y que cuando me han dicho que no lo he aceptado. Y lo he digerido como me ha sido posible. A veces me ha costado más y otras menos. Depende del destinatario y de la situación Y de mis propias circunstancias. Y confieso también que me he dejado seducir. Con toda la parafernalia que ello conlleva. Me he dejado agasajar, por pura vanidad a veces, y sabiendo que el otro apenas tenía posibilidades. Por sentirme deseable. Que a lo mejor no esta muy bien, pero a todos nos gusta. Gustar y que nos miren, Que nos alaben. Que nos hagan la pelota. Sobre todo cuando vamos a mayores y el mercado se va empequeñeciendo. Y confieso que también he soltado algún tortazo que otro. Cuando el donjuan se ha pasado de la raya. Cuando el machito de turno me ha dado la palmada para hacerse valer ante el rebaño. Cuando han tratado de llevar la cosa a más sin mi consentimiento. Y confieso que he pasado miedo. Cuando alguien me ha increpado desde un coche y yo he hecho un corte de mangas y el coche se ha dado la vuelta y me ha seguido. Cuando me han abordado en mitad del campo, sola y sin saber qué es lo que querían. Y confieso también que hace unos años amenacé a un acosador con llevar el teléfono a la policía si no dejaba de molestarme.
Reconozco, pues, que mi condición de mujer influye en el devenir de mi existencia. Que no voy por la vida como ellos. Y que a veces me giro, de noche, al oír un ruido tras de mí. Pero que eso no impide que salga y que me relacione. Y que no creo que todos los hombres me quieran agredir. Y que pienso que nos estamos pasando de la raya. Y que el juego de la seducción ha existido siempre. Y que gracias a él hemos sido concebidos. Y que si uno observa el reino animal lo ve bien v
claro. Cada cual muestra lo mejor de sí mismo para captar la atención del otro sexo. Y luego, es lo que hay, el más bonito se lleva el gato al agua. Y el que no se jode y baila. Que nos será justo pero así es la cosa. Y si te dan calabazas pues te aguantas. O insistes, que lo mismo hasta sacas al otro de un letargo y te acaba por ver el colorido de las plumas. Y le mola y tal y tal. Y si no pues ya sabes, queda batirse en retirada y a otra cosa mariposa. Sin violencias ni malos rollos. Ni pasotes en plan camareros echándote del bar por mirar a la chica de la esquina. Que puede ser acoso. De buen rollo y sin pasarse de la raya. Ni de un lado ni de otro. Acercándote con el estudias o trabajas, o lo que se diga ahora, y tratando de entablar conversación. Sin abusos y sin susceptibilidades. Como se hacía antes de que se desplegase esta red de corrección política que parece que nos está volviendo gilipollas. De buena fe y con interés, no babeando el uno y la otra con el puñal a mano o viceversa.
Que al paso que va la burra, entre los móviles y el cague de la peña a la hora de abordar al sexo opuesto, nos vamos a acabar por extinguir.
#SafeCreative Mina Cb
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