CONCILIACIÓN FAMILIAR
Mi amiga Maribel, que es abogada,
me confiesa que al fin ha descubierto
la fórmula ideal para el concierto
de sus facetas pública y privada.
Su madre, me comenta está encantada
de atender a los niños y, por cierto
aún suele dedicar sus ratos muertos
a ocuparse del piso y la colada.
¡Qué contenta se va a poner mi madre
de poder ocuparse de su nieta!
-me dije- y antes de acabar la tarde
me presenté en su casa, nada inquieta
Pero apenas solté dos o tres frases...
¡Me mandó la mujer a hacer puñetas!
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