AFECTOS ROTOS
Hay sucesos que marcan un antes y un después en los afectos, malográndolos de forma irreparable. No han de ser grandes cosas. Ni deben suponer graves conflictos. En absoluto. Son simplemente actos ajenos que se nos antojan intolerables y que podemos llegar a comprender y a perdonar, pero que trazan una cruz sobre la frente del otro que vamos a ver cada vez que lo miremos a la cara. Y que va a impedir que las cosas vuelvan a se como eran antes.
Pasa con los amigos. Con las parejas. Con los hermanos. Hasta con los padres. Y me consta que a veces incluso con los hijos. Es un chispazo. Una insignificancia en ocasiones. Pero es un gesto que hace saltar todas las alarmas y que nos pone alerta. Porque nos descubre rasgos de los otros que nos horripilan. A menudo no se trata de una revelación en sí, sino de la constatación de una sospecha; de la definitiva caída de la venda que nos había mantenido en un estado de prudente ignorancia. Porque sabíamos que si acabábamos de conocer la realidad no seríamos capaces de aceptarla. Y preferíamos mirar hacia otro lado antes que dejar que el huracán se desatase.
Pero al final sucede. Que la tormenta estalla.
Y ya nada es igual.
Aunque uno quiera.
#SafeCreative Mina Cb
Imagen de J Miguel Jimenez Arcos
Hay sucesos que marcan un antes y un después en los afectos, malográndolos de forma irreparable. No han de ser grandes cosas. Ni deben suponer graves conflictos. En absoluto. Son simplemente actos ajenos que se nos antojan intolerables y que podemos llegar a comprender y a perdonar, pero que trazan una cruz sobre la frente del otro que vamos a ver cada vez que lo miremos a la cara. Y que va a impedir que las cosas vuelvan a se como eran antes.
Pasa con los amigos. Con las parejas. Con los hermanos. Hasta con los padres. Y me consta que a veces incluso con los hijos. Es un chispazo. Una insignificancia en ocasiones. Pero es un gesto que hace saltar todas las alarmas y que nos pone alerta. Porque nos descubre rasgos de los otros que nos horripilan. A menudo no se trata de una revelación en sí, sino de la constatación de una sospecha; de la definitiva caída de la venda que nos había mantenido en un estado de prudente ignorancia. Porque sabíamos que si acabábamos de conocer la realidad no seríamos capaces de aceptarla. Y preferíamos mirar hacia otro lado antes que dejar que el huracán se desatase.
Pero al final sucede. Que la tormenta estalla.
Y ya nada es igual.
Aunque uno quiera.
#SafeCreative Mina Cb
Imagen de J Miguel Jimenez Arcos
No hay comentarios:
Publicar un comentario