miércoles, 24 de diciembre de 2025


 

VEINTICINCO

Veinticinco, fun, fun, fun,
sin zambomba ni pandero
se nos va asomando enero
y su ventoso runrún.

Polvorones al tuntún,
que la luz vale un dinero,
y en vez de pavo y cordero
una tortilla de atún.

En las calles, alegría:
bombillas en cantidad.

La noche se vuelve día
y la mentira verdad.

Saca la bota, María
que llegó la Navidad.

#SafeCreative Mina Cb

martes, 23 de diciembre de 2025


 

SIMILITUDES

Lucernarias, farolillos,
llenan plazas y rincones
y se adornan los balcones
con guirnaldas y bombillos
de destellos amarillos.

Navideño trampantojo
que me produce sonrojo
cuando no sé en realidad
si llaga la Navidad
o vivo en el Barrio Rojo.

#SafeCreative Mina Cb

lunes, 22 de diciembre de 2025


 

PETICIONES

Un coche, un barco, un avión,
un crucero por el Nilo,
la colección en vinilo
de los discos de Auserón,
un jacuzzi en el salón.

Un amante cada día,
litros de cerveza fría,
ir persiguiendo al verano
con la maleta en la mano
desde Tahití hasta Almería.

Un kimono japonés,
un jardín lleno de flores,
mil vestidos de colores,
un cocinero francés
que masajee los pies.

Un oasis de quietud
donde ociar con laxitud.
Soñar no cuesta dinero.
Yo ilusión ya tengo, pero
me ha de tocar la salud.

#SafeCreative Mina Cb

domingo, 21 de diciembre de 2025


 

“Las cosas duran lo que duran”,
me dijiste,

nuestras manos cogidas encima de la mesa

tus mejillas resecas, macilentas,

y esa mirada insomne y angustiosa
que suele preceder a los adioses.

Las cosas,

ya se sabe

(los coches,
los jerseys,
lo nuestro incluso…)

que duran lo que duran.

#SafeCreative Mina Cb 

sábado, 20 de diciembre de 2025

 


YO DE MAYOR QUIERO TENER UNA BIG BAND

Conocí a José Ángel Lorente Parces a través de un amigo común que me lo recomendó para un proyecto en el que andaba pensando. Él acababa de volver a la Ribera tras un tiempo por los Madriles, creo (no lo recuerdo con exactitud) y llevaba todavía a cuestas ese halo cosmopolita que nimba a los músicos que creen que todo el monte es orégano y que, por tanto, en los pequeños núcleos es posible hacer lo mismo que en la capital. Estaba algo perdido en cuanto a lo laboral pero una cosa sí tenía clara, y era que lo suyo era el jazz y que tenía la pretensión de montar un aula y una banda aquí.

En Tudela.

“Y si las cosas van bien una big band.”

No recuerdo si me estaba tomando algo, pero de ser así en ese momento no tenía líquido en la boca porque me hubiese atragantado.

Un aula de jazz y una big band. En la Tudela de Toquero, mandahuevos.

Y me callé por no quitarle al mocete la ilusión y porque bueno, ya lo iría poniendo la situación cultural de la ciudad en su sitio. Porque a ver, el jazz por estos pagos no es una cosa que se lleve mucho. Y bueno, lo de la big band era, no sé, como pretender instalar la Torre Eiffel junto a la Puerta de la Mejana.

El caso es que el proyecto ese mío no salió adelante y ya no hablamos más. De vez en cuando recibía noticias suyas por el whatsapp cuando grababa un disco o cuando quería publicitar las clases que empezó a impartir. Y también me llegó lo del aula de jazz cuando lo puso en marcha.

No, si cabezón ya es, pensé.

Sin embargo, lo que son las cosas, la iniciativa prosperó y enganchó a algún que otro soñador, amén de al menos un par de profes del conservatorio que se sumaron al asunto. Y así, con mucho empeño y un buen uso de las redes, fue viendo aumentar la familia hasta conseguir una banda de excelente calidad que empezó a ser relativamente conocida por la zona.

Y luego, claro, y para que yo no tuviera que tragarme el mensaje desalentador que no quise darle, vino lo de la big band.

En la Tudela de Toquero.

Y es por eso que suscribo hasta la última coma las palabras que Diego le dedicó en el concierto de Navidad que ofrecieron anoche los profesores de la escuela de música. O sea que ha cambiado el panorama musical de la ciudad de manera notoria y además en un tiempo récord. Porque nos ha demostrado con su maestría y su tesón que en este pueblo existe mucha más inquietud hacia las músicas “minoritarias” de lo que se pensaba. Y eso es muy esperanzador, y más en los tiempos que corren y con el panorama sociocultural que existe (y el que se nos viene). Y, sobre todo, ha confirmado contundentemente que lo de “querer es poder” no es una frase hecha. Y que se puede apostar por hacer cultura de calidad en los pequeños núcleos con una dignidad sobresaliente.

Y eso tiene un mérito del copetín.

viernes, 19 de diciembre de 2025


 

LA BH

Tu primo tenía una. Tu vecino tenía una. Tu compañero de pupitre tenía una. Hasta los de Verano Azul tenían una. Y tú no querías ser menos. Bueno, si hasta Zipi y Zape andaban siempre a vueltas con las sendas bicicletas que su padre les iba a comprar cuando aprobasen los exámenes…
Cosa que no pasaba nunca.

Por el caso es que era el objeto más deseado de todos los niños y niñas de aquella España de televisión en blanco y negro.

La BH.

No sé si porque era la única, porque era la más asequible o porque era la que tenía todo el mundo, pero no había peque que la olvidase cada año en su carta los Magos de Oriente hasta que por fin llegaba. Hecho que, por otra parte, a menudo no se daba tras el primer intento.

Y luego que no creáis que la economía setentera soportaba una bici por vástago. Ni hablar. Compraban una para todos los hermanos y el que más la usaba era el que más gordas repartía las hostias. Porque entonces la cosa funcionaba así. El hermano matón se hacía con el control del velocípedo y los otros sólo podían disfrutarlo por turnos (establecidos en base a idéntico criterio de selección) cuando este se lo permitía. De modo que, en la mayoría de las ocasiones, no tenías opción a instalar los ruedines y habías de aprender a dos ruedas, frenando con los pies y pegándote unas toñas cósmicas.
Además de sufrir la bronca y el bofetón de tu madre cuando llegabas a casa con la rodilla en carne viva.

La BH era un vehículo de larga duración. Un objeto que se cuidaba y se reparaba cuando tenía una avería. De hecho, en Tudela había al menos un par de talleres se ocupaban de ello en los que dejabas a tu bici en cuarentena para pasar unos cuantos días arrastrando los pies como alma en pena hasta que te era devuelta en perfectas condiciones. Entonces no existían las lámparas autónomas que se cargan con el USB y si necesitabas alumbrarte por la noche había que darles duro a los pedales para activar la dinamo que alimentaba las luces de posición. Que si ya te pillaba en una cuesta arriba tenías dos: opciones o pedalear a oscuras o llegar a la cima con la lengua fuera. Y en cuanto al timbre, era mecánico y su funcionamiento quedaba al descubierto al levantar la tapa superior de la cajita.

Se les podía colocar entre los manillares una cesta que amenazaba un poco el equilibrio según lo que metieras pero que te permitía transportar elementos más voluminosos de los que admitía la parrilla posterior. Y diré, para apoyar esa yayuna teoría de que antes las cosas se hacían mejor, que las cámaras de la BH no se pinchaban aunque rodases sobre la cama de un fakir. Y que pobre de ti si la heredabas de alguien que no tuviera tu misma estatura porque accionar después de mucho tiempo las palancas para elevar o bajar el sillín y el manillar requería de la ayuda de Terence Hill y Bud Spencer.

Luego ya llegó la mariconada esa de las mountain bike y las anticuadas y sufridas BH fueron poco a poco siendo relegadas a la labor de medios de locomoción del agüelo que va al campo a por verdura. Y es por ello que, ocasionalmente, cuando te tropiezas, como me acaba de pasar a mí, con alguno de estos dinosaurios rodantes, detienes el paso, te quedas contemplando esa reliquia y te vienen a la memoria de inmediato los Chiripitifláuticos los bocatas de Nocilla y los siniestros vuelos de la zapatilla de tu madre.

La vida, oiga…

#SafeCreative Mina Cb

jueves, 18 de diciembre de 2025


 

DESALOJO

Echaron del portal a los okupas
a punto de llegar la Navidad.
El juez dictó sentencia y no hay piedad
para quienes llegaron en chalupas.

Con el romper del día se apostaron
furgones policiales en la zona.
Hay que ser, la verdad, mala persona.
Pese al frío y la lluvia, los echaron.

Nadie quita razón a quien sostiene
que no es plan de ocupar lo que uno quiera
y que hay que regular a lo que viene.

Pero el juez, o el alcalde, o el que fuera,
de tener corazón, que no lo tiene,
los hubiera expulsado en primavera.

#SafeCreative Mina Cb