viernes, 6 de enero de 2017

 


¿QUÉ SERÁ, SERÁ?

No me atrevo a salir de entre las sábanas. Me da miedo. Ni he subido las persianas. Y eso que llevo toda la noche en blanco, como los niños chicos. Solo que a mí ahora me pasa lo contrario, o sea que me acojona abrir el balcón y que el zapato esté vacío. En fin... eso va en tono metafórico, porque lo que he pedido no cabe en el zapato. Y por otra parte, y con la nochecica que ha hecho, en el zapato como mucho habrá un dedo de hielo.
Pero vamos, que ahí está. Yo lo saqué por si colaba. Es una bota de antelina con flecos, Que no me la pongo mucho porque la suela se patina y yo soy torpe. Pero tiene su aquél y la elegí por eso. Luego, en cuanto me atreva, echaré un ojo. Y si no hay nada pues igual la dejo todo el día. Que tampoco hay que ser ansiosa. Es lo que tiene pedir cosas que no se venden en las tiendas. Que una no sabe nunca si se las van a traer en la fecha, van a llegar con retraso o se van a quedar traspapeladas para siempre. O trascosadas, que supongo que es como se dice de las cosas que van a parar a un lugar distinto del que se las espera. En fin, que yo iré dejando que pase la jornada y a ver si sus orientales majestades se acuerdan de mí o deciden castigarme sin regalo. Que tan mala no he sido, pero no sé yo el baremo de los reyes magos. Que a lo mejor no les gusta que sea un pendón y que me pase el día por la calle. O que beba cerveza. O que de vez en cuando escriba cuentos guarrindongos. O que en vez de ir a misa los domingos me quede en la cama hasta casi el mediodía.

Vaya, que sea como sea, alea jacta est. Que el mal ya está hecho y que tengo, ya no todo el día, sino toda la vida por delante. De modo que voy a ver si me levanto de una puñetera vez antes de que llegue el príncipe de la Cenicienta y se me lleve la bota del balcón.

Que eso sí que sería una putada.

#SafeCreative Mina Cb

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