sábado, 28 de febrero de 2015






INVENTARIO

Tengo la luz encinta de amapolas.
Tengo el espejo turbio de deseos.
Tengo la percha ronca de caricias.
Tengo el armario rancio de gemidos.
Tengo la cama terca de emociones.
Tengo el colchón henchido de palabras.

#SafeCreative Mina Cb
Imagen: Obra de Ramiro Ramírez

jueves, 26 de febrero de 2015



EBRO

Fui niña de riadas. En casa, la palabra Ebro tenía un sonido rotundo. Solemne y amedrentador, como el puñetazo del padre en la mesa un mediodía de domingo. Decir Ebro era palidecer. Y dejar todo tal cual para salir corriendo y salvar las propiedades. En cualquier momento y circunstancia. Incluso embarazadísismos, como una vez mi madre. Era cargar en furgones y remolques sillas, banquetas, mesas y todo lo que hubiera entonces en el taller. Era desmontar el engranaje metálico de la máquina de cortar madera para evitar que se dañase. Era miedo y angustia y al tiempo expectación. Era esperar más tarde, brazo sobre brazo, viendo ascender el agua a través de las rejillas y diciendo “Ya sube… ya sube”. Era ir de calle en calle, la población alborotada y bulliciosa como si fuesen fiestas, del puente al Prao y del Prao al puente. Y de ahí al cerro de Santa Bárbara. Y el nivel ascendiendo poco a poco, acercándose a los enrejillados hasta llegar a rozarlos por debajo, el metal dibujándose en el líquido, como gelatina aplastada por un molde, y las primeras burbujitas, blup, blup… y el agua empezando a filtrarse, perezosa y plana, un charco que se agrandaba poco a poco hasta convertirse en una balsa oscura en la que se reflejaban las fachadas de los edificios colindantes. Y la gente en los balcones, aislados y sin poder salir, urbanos náufragos encerrados en sus islas de ladrillos. Aún existía el barrio judío de suelo de guijarros y la fuente del Obispo era un agujero del que salían ratas como trolebuses.
A los chiquillos nos gustaba acercarnos hasta allí a la salida del colegio. O ir hasta el paseo del Prado y mirar la valla de cemento convertida en una pasarela sobre el lago. Aquello era muchísimo mejor que los Chiripitifláuticos. Y en color además.

Entonces aún no había diques y las riadas duraban varios días. Y cuando el agua al fin se retiraba quedaba la dura tarea de sacar el barro, los roedores muertos y demás inmundicias. Y ventilarlo todo. Y convivir durante semanas con el salitre y la humedad, que le provocaban a mi padre unas bronquitis de caballo, pese a lo cual no soltaba ni a la de tres el puro. Y seguía a lo suyo, lija que te lija (¿qué iba a hacer si no?), el polvillo adhiriéndose a las enmohecidas paredes de aquellos interminables y gélidos inviernos sin seguros a todo riesgo, calefacción ni camisetas térmicas.

#SafeCreative Mina Cb
Imagen de Jesus Marquina Arellano

miércoles, 25 de febrero de 2015



ESCRIBO…

Escribo, y mis ideas se transforman
en animados mástiles de tinta…
Escribo, y mis pesares se reflejan
sobre el espejo de las blancas líneas.

Escribo, y los dolores se atenúan:
grafismos con efecto de aspirinas…
Escribo, y los conflictos se desmembran
como el sol descompone la calima.

Escribo, y los deseos más secretos
se hacen máxima, cuento, poesía…
Escribo, y al amparo de las musas
me permito vivir distintas vidas.

Escribo, y los silencios angustiosos
que me encogen el alma y me intimidan
se mudan en tremendos alaridos
que espantan mis temores y me alivian.

Escribo, y al hacerlo los fantasmas
que sin ser invitados me visitan
se retiran vencidos, desbordados
por la fuerza del ángel que me habita.

Escribo, y escribiendo me reinvento:
me elevo varios metros por encima
de mi cuerpo, y así puedo enfrentarme
al dragón que me guarda de mí misma.

#SafeCreative Mina Cb
Imagen de FABY

lunes, 23 de febrero de 2015



DE BEBEDORES

Blas bailaba un vals con Víctor. Bebían vino blanco y se bamboleaban, vacilantes. Vicente, el barman bizco, buscaba la bayeta bajo la vitrina. Varios varones balcánicos boqueaban viendo balancearse a las voluptuosas bailarinas. Vaciaban botellas de vodka vasco y vociferaban, bravucones, brindando de vez en vez. Vivian, la buscona bebedora de bourbon valenciano, vendía billetes de bingo. Benito, el veterinario vizcaíno, vomitaba bocanadas de brandy, blandiendo su bastón violentamente. El virus, voceaba, de las vacas burgalesas vacunadas el viernes… Esas bestias blancas y babosas que le besuquearon la barbilla. Blasfemaba en balde un viejo buscando en los bolsillos la billetera, birlada por algún bribón en la verbena. Venancio, el barrendero barbudo, bromeaba en la barra con Benavides, el vigilante de la bicicleta, un venezolano bravucón encargado de velar por el bienestar de la barriada…

El vocerío de veinte vecinos vestidos de vaqueros bañó el vestíbulo del bar. Venían del burdel del barrio, bastante beodos y buscando bronca. Una barahúnda, vaticinó el barman. Y buscó el vate de béisbol en el baño. Bofetadas, bufidos, vapuleos, vuelcos de banquetas… una barbaridad. La batalla de Belchite. La bulla era bárbara y la vecindad vociferaba desde los balcones. Basilio el brasileño, un belicoso buscavidas, no vaciló. Veneraba a Vivian. Bajó con el bazooka en bandolera. Bufaba. Vibraban las baldosas bajo el brío de sus botas. Se vislumbraban los brillos de las bombillas tras la ventana del bar.

Las voces bajaron de volumen. Los bebedores, boquiabiertos, veían venir al bujarrón, una bestia de bronceados bíceps. El vigilante balbucía. El barman vigilaba a los balcánicos, barruntando cualquier bestialidad. Vivian barría, la vista baja…

Al ver a la bella buscona, el brasileño bajó el bazooka y bramó con su bronco vazarrón:
-“¡Vamos, banda de borrachos! ¡Vaciad velozmente vuestros vasos y no volváis ni al bar ni al barrio en vuestra vida!”

#SafeCreative Mina Cb
Imagen: "Otra vez cinco amigos borrachos"- Alexander Mayet

domingo, 22 de febrero de 2015



MAÑANA

Vendrá mañana.
Mañana por la tarde.
Tarde, supongo.
Supongo que con prisa.
Prisa por volver.
Volver a irse.
Irse con la ella.
Ella, la otra.
Otra vez mentiras.
Mentiras, como siempre.
Siempre me miente.
Miente y yo le creo.
Creo que le quiero.
Quiero que venga.
Que venga mañana.

#SafeCreative Mina Cb
Imagen de Mary May Ann Licudine a.k.a. MALL

sábado, 21 de febrero de 2015



BORRAR LA VIDA

Confieso que a veces envidio a esas personas que son capaces de borrar la vida. Borrarla, sí. Como si fuera un garabato chapucero y vacilante que les había parecido en el pasado un Rubens y que de repente se troca en un abstracto absurdo de colores disonantes. Y cogen yo no sé qué disolventes y deshacen el conjunto. Lo eliminan todo: gentes, vivencias, sentimientos… Todo. Es como un reformateo. Como el reseteo de la existencia. Como un parirse a sí mismos de nuevo. Sin familia. Sin amigos. Sin nadie a quien rendirle cuentas. Sin pesares ni emociones. Como un ordenador antiguo y lento al que el operario vacía la memoria y nos lo devuelve nuevecito aunque encerrado en su carcasa antigua. Sólo esqueleto, músculos y vísceras. Porque el ser humano puede recomponer incluso su apariencia: engordar, adelgazar, cambiar el color de sus cabellos… Y hasta mudarse de ciudad. O de país. O de hemisferio. Y seguir adelante, impertérrito. Una vida a estrenar, sin pesadumbres. Sin dar explicaciones por los errores cometidos. No por los que le afectan, sino por aquellos que han interferido en la vida de los otros. Gentes entrenadas para despojarse de todo vínculo afectivo. Seres capaces, aparentemente, de amar, de reír y de llorar, y que de repente se ponen en modo reset y cambian de registro. Y nada los conmueve o los afecta. Rompen con todo y cambian de ruta. Dejan atrás al mundo y sus problemas y se enganchan a otro tren, las suelas de las zapatillas echando chispas sobre los ardientes raíles curvilíneos. Y todo un rosario de porqués que quedan a su espalda, en la estación: hijos, madres, conocidos varios… que contemplan atónitos la escena mientras la figura del nuevo personaje se pierde, enganchada al vagón, vacía e insensible, dispuesta a no volver la vista atrás.

Pues eso. Que a veces los envidio…

#SafeCreative Mina Cb
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viernes, 20 de febrero de 2015



RUPTURAS Y PRINCIPIOS

Creo que voy a iniciar
una imprevisible y necesaria cadena de rupturas.

 Empezaré por esos comerciantes que venden equipos informáticos de mierda
y luego se niegan a cambiártelos,
estando en garantía,
porque “ha pasado más de un mes desde la compra”.
Les tocará a continuación
a los fabricantes de botas que duran un suspiro
y a las tiendas de ropa
que no bajan de precio las prendas que me gustan
sino que les ponen el cartel de “nueva temporada”
(los cabrones)
aunque sean las mismas que vi en los escaparates en octubre.

Luego, quizás,
seguiré con la maldita dieta anticolesterol
que me lleva a leer las etiquetas de los paquetes de magdalenas
para comprobar su contenido en grasas saturadas
y que hace que ingerir un helado de chocolate de dos bolas
me provoque unos remordimientos de conciencia
similares a los que sentiría de dejar caer la silla de un bebé
(bebé incluído)
por un acantilado.

Más tarde, supongo,
(aunque casi debería hacerlo lo primero)
me tocará divorciarme de mis huesos
que me están tocando mucho las narices este invierno…
Claro que será este un divorcio de mentirijillas,
como los de las celebritys,
porque pienso volver a vivir con ellos
(en pecado si es posible)
en cuanto se pasen estos fríos asesinos
que me están partiendo en dos las articulaciones
(y lo que te rondaré en cuanto llegue la señora Menopausia…)

Luego, creo,
le cantaré las cuarenta a mi vecino el martillitos,
ese tocahuevos que hace ruido los domingos temprano
y en general cualquier día a la hora de la siesta
y que me está llenando de grietas las paredes del salón…
Puede que lo haga el día en que, finalmente,
su careto acabe apareciendo por mi casa
a través del agujero que, seguro,
terminará por horadar tras el televisor
para salir por la pantalla del mismo en pleno rosco del “Pasapalabra”.

Después, y ya puestos
les pondré una demanda por incompatibilidad de caracteres
a todos los pesados que se empeñan
en criticar a los demás, hagan lo que hagan,
en vez de miar al interior de sus casas, que la cosa tiene tela.
Cargaré contra los gilipollas de cualquier pelaje,
contra la clase política vil e incompetente
(obsérvese que “vil e incompetente” no va entre comas-que no entre comillas-
con lo cual no implica al sector en su totalidad...
no me sean quisquillosos)
y contra todos los “istas” que se jacten de sus “ismos”
(racistas, fascistas, integristas, machistas…
y hasta feministas de las que quieren darle la vuelta a la tortilla)
Me querellaré contra los déspotas y los explotadores…
y contra los soberbios, que también me caen gordos.
Denunciaré a los sinvergüenzas,
a los mentirosos,
a los cobardes,
a los hipócritas y a los salvapatrias y perdonavidas…

No será una merma importante en la población
puesto que a menudo todas estas características conviven en el mismo ser.

Les darán, como dice mi madre, “pa ir pasando”
y así, sin ellos en mi vida,
me la traerán al fresco los huesos,
el colesterol, las tiendas de ropa,
los vendedores de informática e incluso los fabricantes de botas que duran un suspiro…

Y puede que hasta mi vecino el del martillo

(aunque eso no es seguro…)

#SafeCreative Mina Cb
Imagen: "Going to freedom"- de Mona Moon (Art Moon)

jueves, 19 de febrero de 2015



LAS ALMAS DE LOS AMANTES

“El corazón tiene razones que la razón ignora” (Blas Pascal)

Eran como Romeo y Julieta… como don Juan y doña Inés… como los amantes de Teruel: perfectos, complementarios, idóneos, ávidos de amor. Incluso compartían un pasado anegado de amargura, de fracasos, de engaños… de venganzas.

Eran tan similares que lo suyo no fue conocerse: fue reflejarse. Fue proyectar su imagen el uno sobre el otro, encaje impecable, simetría matemática. Sus ideas, sus pensamientos, sus ambiciones… sus deseos ocultos, sus temores y esperanzas… Todo compartido.

Pero el destino es caprichoso y la fatalidad los había situado a una enorme distancia uno del otro. Acariciaron durante un tiempo la esperanza de unirse; hicieron planes, soñaron juntos… Lo dispusieron todo: el dinero, el transporte, el calendario…
Pero la realidad impuso sus normas y ella se encontró sola en el aeropuerto, esperándole en vano, desconcertada y hecha un mar de dudas, un océano de lágrimas… un universo de frustración.
Marcó su número una y otra vez: una perorata impersonal, de voz metálica, le anunciaba que aquello era el fin. Le mandó mil mensajes, intentó contactar con él durante semanas… Pero de nada le sirvió. Él había decidido olvidarla, ser adulto, dejarse de quimeras: borró sus conversaciones, bloqueó sus cuentas, rompió sus fotos, dejó de escuchar sus canciones, se deshizo de sus regalos…
Y siguió con su vida.
Y ella lo mismo.

Durante el día continúan adelante: visión de túnel, dirección asistida… inmersos en sus quehaceres, en sus obligaciones… en la cotidianeidad, que no es sino un bálsamo de efecto pasajero para los espíritus atormentados por la duda.
Al anochecer, cada uno intenta entregarse al sueño pensando en el otro, sin sospechar siquiera que mientras sus cuerpos descansan inertes, infelices, sus almas les abandonan y corren la una al encuentro de la otra, atravesando la distancia que ellos fueron incapaces de salvar, venciendo al miedo que les paralizó.
Y pasan la noche en vela, estelas de humo que surcan los cielos, que viajan en libertad, que se aman en silencio pesarosas, sin poder tocarse… y que al amanecer se separan, gozosas y nostálgicas, y vuelven a introducirse dentro de sus cuerpos mortales, cobardes…
… Desdichados.

#SafeCreative Mina Cb
Imagen: "El cantar de los cantares"- Marc Chagall

miércoles, 18 de febrero de 2015



“BORN TO RUN”

A veces me asusto. Me doy miedo. Me aterro a mi misma. Me los ponen de corbata el porvenir, la muerte y todos sus mariachis. A veces me da la impresión de ir a toda pastilla, cuesta abajo y sin frenos. De ir a tumba abierta, sin medir los riesgos y jugándome el pellejo. Y es que a veces tengo la sensación que el tiempo se me acaba. De que no llego a todo. De que la luz puede apagarse en el momento más insospechado y puede dejarme en bragas, con el culo al aire y el mundo a medio hacer. Y me parto la caja cuando escucho a la gente haciendo planes para el momento de la jubilación. Y a continuación me tropiezo con la esquela de alguien con quien ayer estuve conversando en el trabajo. Y se me pone la carne de gallina. Y todos dicen “pues si estaba tan bien el chico… ¿qué ha podido pasarle?”. Y yo respondo que estar vivo. Eso le pasaba y nada más. Y el personal se aleja recitando el soniquete de “no somos nada… hoy estás aquí y mañana allí”. Y luego se van al hiper y hacen la compra para un mes. Y se ponen a dieta para la boda de la hija, que se casa en año y medio. Y te miran como si fueses un marciano cuando comentas que tú ya tienes todas tus cosas “arregladas”. Como si ellos se fueran a quedar aquí para los restos. Y mientras, continúan con sus planes de pensiones y sus proyectos a largo plazo y sus sacrificios para dejar solucionada la vida de la prole. Con la vista enfocada hacia el infinito. Y más allá. Como si el hoy no existiera. Como si la plenitud sólo nos aguardase en el futuro. Y malpierden ese presente que será el ayer que en el mañana añoren. Y la vida se escurre, como el agua entre las rejillas del pavimento en tardes de tormenta. Y los minutos van pasando, inútiles y huecos. Numerosos y aparentemente interminables. Y a mi me martillea en la cabeza esa canción de Springsteen (“algún día alcanzaremos ese lugar al que realmente queremos ir…”) que fue un himno en los años de mi remota adolescencia, cuando vivíamos deprisa y con intensidad. Cuando nos bebíamos la vida como si el mundo se fuese a acabar en ese mismo instante.

Y pienso que quizás entonces éramos más sabios.

#SafeCreative Mina Cb

martes, 17 de febrero de 2015



AULLIDOS

No sólo las fieras aúllan. También las personas necesitamos hacerlo a veces. Para liberar la rabia o el dolor. O la alegría. Cada cual aúlla a su manera. Unos se dejan suspender de un puente. Otros se desgañitan en la grada de un campo de fútbol. Algunos escribimos textos que a veces llegan a asustarnos incluso a nosotros mismos. Y los hay que vomitan líneas y manchas de color sobre los lienzos para pintar balcones a los que los demás nos asomamos y a través de los cuales podemos ver el alma de quienes nos observan desde el interior del cuadro. Como ocurría con Alicia. El espejo es la imagen y la imagen el espejo. El mundo al revés.

Hoy alguien me ha mostrado su alma. Y esta visión me ha hecho estremecer. Y hasta llorar. Y la he sentido cómplice en ese acto de desnudarse en público. De enseñar sin vergüenza el miedo y los pesares. De materializar el llanto, la frustración, los sueños imposibles. La he visto y me ha mirado. Y me he sentido reflejada. Como Alicia. Dos niñas tristes perdidas en un mundo que no perdona la debilidad y armadas sólo con las ridículas flechas de sus ideas peregrinas e infantiles. Y me he vuelto a preguntar por qué la tristeza tiene que ser tan bella. Y tan conmovedora. Y la respuesta, una vez más, ha brotado, salada y líquida, del interior de las cuencas oculares que me observaban, amoratadas y redondas, desde el otro lado de los espejos coloridos.

#SafeCreative Mina Cb
Imagen: Obra de Gaudia Quiro

domingo, 15 de febrero de 2015



SIN ELLA

¡Imbécil! ¡Siempre pensando en ti e ignorando todo lo demás! Pero en seguida vas a darte cuenta de que no puedes pasar sin mí.
En seguida.

Pd: No busques en el móvil el número del cerrajero. Está en casa, apuntado en la agenda que dejaste olvidada esta mañana sobre la mesita del recibidor justo al lado mío.

#SafeCreative Mina Cb

sábado, 14 de febrero de 2015



AMORES, AMORES…

EN EL AIRE

Te veo cada día y no consigo
encontrar las palabras ni el momento
de decirte lo que hace tiempo siento:
Y es que te quiero y quiero estar contigo.
………………….
Me quiere… No me quiere… Qué dilema.
No sabemos si estar o no estar juntos.
O le ponemos nombre a este conjunto
o apaga y vámonos… que aquí no hay tema.

QUE COMIENZAN

Me entretuve en amores anodinos
que a nada conducían… devaneos.
Te encontré, y desde entonces mis deseos
ya no precisan trucos de Aladino.
………………….
Acabas de llegar y ya te auguro:
te adivino y te sé inconscientemente.
No quiero nada más que tu presente
desprovisto de angustias y futuro.

EN ACTIVO

Si la edad fuera algún impedimento
para el amor, te juro, vida mía
que podría morir… y nacería
de nuevo para amarte en su momento.
………………….
Fuiste clave de sol de un pentagrama
de líneas aburridas e incompletas…
¡Benditas tus petacas, tus baquetas,
tu paracetamol y tus escamas!
………………….
Son más de veinticinco aniversarios
desde aquellas comillas inocentes
que unieron, amor mío, tontamente,
el discurrir de nuestros calendarios.
………………….
Un clarinete y más de mil traslados,
dos hijos y una vida de quererte.
Me enamoré de ti nada más verte
y no pienso alejarme de tu lado

EN CRISIS

Mil años juntos, o eso me parece
cuando miro hacia atrás, y me pregunto
cómo pude meterme en este asunto:
de casarme contigo en martes trece.
………………….
Déjame que te quiera otro ratito…
aunque te haya fallado tantas veces.
Quizás no sea el hombre que mereces
but you’re my real love… Te necesito.
………………….
Me asomo al mirador sin asideros
que se abre al pie de mi alma condenada.
Me miro y no me veo: no soy nada
si no puedo agarrarme a tus “tequieros”.

EN LAS ÚLTIMAS

Nos hicimos amantes en pantalla
y quisimos jugar a enamorados.
Pero ahora que por fin te tengo al lado
no sé cómo decirte que te vayas.
………………….
Por negarme a aceptar tus condiciones
me mandaste al INEM de los quereres.
Encontrarás, sin duda, otras mujeres
que no te toquen tanto los cojones.
………………….
No es cuestión de derechas ni de izquierdas,
de Barça o de Madrid, de largo o corto.
Es cuestión de que ya no te soporto
siempre detrás de mí… ¡Vete a la mierda!

QUE PARTIERON

Tanto llegué a quererte, vida mía
que casi deseé morir contigo…
Fuiste amor, fuiste amante, fuiste amigo...
y al fin te fuiste y me quedé vacía.

DEL MISMO PALO

No soy tuerca que busque su tornillo.
Más bien busco un tornillo que me encaje.
Soy hombre, y mi pareja en este viaje
hombre será, aunque sé que no es sencillo.
………………….
Nada debiera ser extraordinario
en lo tocante a cosas del querer:
Si soy mujer y quiero a otra mujer…
¿por qué guardar mi amor en el armario?

COMPLICADOS

Me debato entre amores y pesares
por un querer cargado de cerrojos
¿Cómo pude poner en ti los ojos
hallándose tu puerto en otros mares?
………………….
Te ofrezco la tibieza de mi carne
para abrigarte cuando tengas frío…
No pido amor, pues sé que tus vacíos
no tienen hoy lugar donde albergarme
………………….
No trates de obligarme a que te quiera
pues no sería amor, sino castigo.
Sigamos, te lo pido, siendo amigos
pues no te puedo amar de otra manera.
………………….
Quisiera componerte, interpretarte,
versificarte de principio a fin…
Pero está remolón San Valentín
y a ti no te apetece enamorarte.

DE MADRE

Aunque tú no te llames Valentina
ni estemos en Venecia, eres mi amor.
Dieciséis años ya… Qué linda flor
brotó de una raíz tan chiquitina

A SU BOLA

Se busca caballero inteligente,
atractivo, sensible y buen amante.
Abstenerse niñatos, principiantes
y en general cualquier incompetente
………………….
Cupido se ha cogido una excedencia
o la jubilación anticipada
porque lo que es currar, nada de nada
y a mí ya se me acaba la paciencia.

#SafeCreative Mina Cb
Imagen de Mónica Carretero Ilustradora
 

viernes, 13 de febrero de 2015



DON CARNAL Y DON CUPIDO
Tan enfrascados nos hallamos en los preparativos del Carnaval que se nos ha pasado por alto la inminencia de la entrañable fiesta de San Valentín.
De modo que no intentes escurrir el bulto y empieza ya mismo a devanarte los sesos en busca de ese espléndido regalo que resarza (¡¡¡por fin!!!) a tu sufrida pareja de tanto best-seller de última hora, tanto ramo de claveles del mercadillo y tanto estuche de colonia y desodorante. Porque hay regalos que más que un halago son un insulto, en plan "échate colonia que hueles que apestas" o "a ver si te culturizas un poco que no has leído desde los test del carnet de conducir".
Y ya te vale también con lo de la cenita; que tu consorte está hasta el gorro de la tontería de todos los años. Bueno, y tú también, reconócelo. Si además siempre pasa lo mismo: como te acuerdas a última hora, en los garitos chachis ya no queda sitio, y acabas en el tabernucho del barrio, ese donde cada Sábado una caña, una chapata y una ración de bravas te salen por ocho o diez aurelios por cabeza y donde sin embargo esa noche, por ser la que es, lo van a convertir en una especie de pizzería-puticlub. O sea, que van a organizar lo que se llama una “velada romántica”, que no consiste en otra cosa que en que el dueño del local arranque las cortinas de cuadros de la cocina para colocarlas en lugar de los manteles de papel de toda la vida y luego plante en cada mesa un candelabro con tres velas aromáticas (de ahí lo de "velada") de los chinos que te tienen narcotizado permanentemente y hacen arder el tapete en cuanto empiezan a derretirse. Y que además se marque un menú de redacción pomposa (rôtidecriadillasdeaguiluchoconchantillydefoiedemorascaramelizadoaljerezdemalasiaconverduritasalgraténymoussedekalimotxodeshidrolizada) para justificar el hecho de ir a tardar tres horas en servirte y sacudirte una clavada de las que hacen época. Y pobre de ti si no eres un amante de la nouvelle cuisine ni te gustan el foie o el vinagre de Módena, porque entonces te vas a ir a casa con el estómago vacío. Eso sí, con la vajilla se esmeran; aparcan la Arcopal y te sacan toda la cena en unos pedazos de platos rectangulares con dibujos geométricos que tú ya no sabes si son para que no veas el vinagre o para justificar los 45 aurelios que te van a sacudir por el fiestorro.
Pero una noche es una noche y nuestro amorcito se lo merece todo. De modo que, si no quieres que mis divagaciones se conviertan en augurio, ya estás llamando ahora mismo al Villa de Torrejón o a alguno de esos hoteles glamourosos donde seguro que hasta hay barra libre y karaoke después de la cena. Y con suerte puedes ir disfrazáo. Y en el pack te incluyen la cama para que te ahorres el multazo por conducir ciego de cubatas.
Y para terminar, un consejo: No mezcles churras con merinas y ten claro hasta dónde llega Carnaval y dónde empieza San Valentín. Sobre todo a la hora de hacer las compras. Que lo mismo pillas a la dependienta despistada, te empaqueta los cachivaches al revés y a ver qué haces entonces, porque la cara que van a poner tus colegas cuando vean el conjunto de lencería de encaje, liguero incluido, que acabas de sacar de la bolsa, no va a ser nada comparado con el careto que se le va a quedar a tu chica al desenvolver el par de tetas de goma del disfraz de vigilante de la playa.

#SafeCreative Mina Cb
Imagen de Fauve Artiste Peintre

jueves, 12 de febrero de 2015


EL FABULADOR

No podía parar de fabular. Era superior a él. No sólo se acostaba y se despertaba maquinando sino que incluso imaginaba tramas durante las horas de sueño. Todo le servía para inventar historias que se iba relatando a sí mismo, eso sí, con la boca cerrada, y que le tenían entretenido todo el tiempo. De hecho, no pudo hacer una vida “normal” puesto que cualquier cosa que le dijeran desencadenaba una aventura en su cerebro y de ese modo no había forma de entablar una conversación civilizada. Así que vivía feliz, en su mundo, divirtiéndose y sin hacer caso de las advertencias de quienes le decían de visitar a un terapeuta con el fin de bajar de las nubes de una puñetera vez.

Hasta que al fin pasó lo que tenía que pasar: que vio a un gato maullando en un balcón y de inmediato supuso que su dueño había sufrido un accidente doméstico al intentar cambiar una bombilla subido sobre la silla rodante del escritorio, la cual había salido despedida hacia atrás, haciéndolo caer y desnucarse y que el pobre animalillo llevaba varios días sin comer y estaba intentando llamar la atención de los viandantes, que parecían demasiado ocupados en sus cosas, como esa señora que vociferaba por el móvil porque, seguro, se acababa de enterar de que su hijo había tenido un accidente con el coche nuevo y aunque no era más que un golpe no dudaba que el padre se iba a poner hecho una furia. Y que a ella le tocaría mediar, como siempre… De hecho, estaba casi convencido de que el tipo ese que se acercaba sujetándose la mochila que se le desprendía del hombro era el agente de la compañía de seguros donde estaba inscrito el coche del afectado, que por cierto… ¡Y paf! Un autobús real que llegó de repente y se lo llevó mientras todavía miraba hacia el balcón donde ahora el dueño del gato regaba las macetas.

El funeral fue parco en palabras. Lo metieron en un nicho de alquiler. Al cabo de quince años, cuando venció la titularidad, el operario del cementerio fue a recoger los restos para echarlos al osario y en el hueco no había más que un montón de huesos consumidos y… ¡sorpresa! un cráneo pelado en cuyo interior se agitaba, viscoso y palpitante, el aún hiperactivo cerebro del incansable fabulador.

(genio y figura…)

#SafeCreative Mina Cb
Imagen de Mónica Carretero Ilustradora

miércoles, 11 de febrero de 2015



LOS SANCHESKI

Fuimos niños suicidas. Bueno, más bien niñas, porque lo de los patines era cosa de chicas. De hecho, puede que fuese la única disciplina lúdica en que a las chicas nos dejaban ser más burras que los chicos. Que ya era serlo...

Los patines Sancheski eran como las inyecciones de la hepatitis: una experiencia brutal para la que no existía anestesia posible. Ni cura. Salvo la mercromina, que mi madre usó a ríos para sanarme las brechas que me hacía cuando daba con mis rodillas en el pavimento. Y es que la chavalería de mi generación debería haber nacido con cremalleras en las articulaciones. Tal era el gasto en tiritas y mercurocromo a que sometíamos al presupuesto familiar.

Lo de los patines tenía, cómo no, un pequeño rito iniciático. Una etapa del quiero y no puedo donde el “monitor” (en mi caso mi hermana) regulaba con esa llave metálica cuyo uso estaba prohibido a los principiantes uno de los patines hasta dejarlo a tu medida, te lo colocaba, atándote las hebillas de las correas dispuestas en cruz y preocupándose de que el extremo no quedase colgando, con el consiguiente riesgo de engancharse entre las ruedas y provocar un accidente, y luego te iba dando las instrucciones pertinentes acerca de cómo girar, reducir o acelerar. Lo de frenar era otro tema, puesto que los modelos más antiguos (y los míos lo eran) no tenían esas pequeñas ruedecillas delante a las que, con una enorme dosis de irresponsabilidad, los fabricantes llamaban “frenos”. De modo que, una vez pasado el período de aprendizaje y ya sobre dos patines, lo que hacíamos todos era poner los brazos estirados hacia adelante en plan Boris Karloff haciendo de Frankenstein y frenar contra lo primero que se nos presentaba: un coche (parado o en marcha), un muro, un vecino, otro patinador… en fin… cualquier cosa.

Los patines Sancheski eran patines-patines. O sea de kamikaze. De hierro, con sus cojinetes que se iban desprendiendo con el uso haciendo oscilar el conjunto peligrosamente y unas arandelas abombadas que acababan oxidadas y llenas de bollos. Por no hablar de las ruedas, que con el desgaste se iban convirtiendo en metálicas esferas casi cúbicas de aristas redondeadas y desiguales las unas con respecto a las otras. Entonces sí que tenía mérito rodar con esos dinosaurios mutantes sin partirse la crisma… que ahí me gustaría ver a mi a los tiparracos esos que bailotean en las pistas de hielo al ritmo de Chopin. Que así cualquiera mantiene el equilibrio.

Claro que a nosotros el riesgo nos ponía. Es más, montábamos en cólera cuando alguien nos proponía cambiar nuestros zapatos metálicos por una de esas mariconadas que acababan de salir al mercado y que llevaban unas ruedas rojas a caballo entre la goma y el plástico. Y que no hacían ni la mitad de ruido. Sobre todo al caerte. Porque las chufas con los Sancheski eran de órdago a la gorda. Que tú estabas en el suelo, de espaldas y con las patas para arriba, como las cucarachas, y cuando llegaba tu madre a la media hora a ti no habían podido levantarte pero las ruedas seguían rulando todavía. Y con ese chasquido, ese chinchinchin característico que se quedaba flotando en el aire mientras los circulillos giraban delante de tus ojos, maliciosos, como diciendo “Mira… yo aún funciono y tú no”. Y tu madre gritándote que le ibas a quitar la vida, y desabrochándote las correas casi incrustadas al tobillo (porque no todo el mundo las llevaba cruzadas, como debía ser), y las ruedecillas a lo suyo, chinchinchin… mientras toda la chavalería hacía pasillo en medio de un silencio sepulcral a tu triunfal desfile, las rodillas ensangrentadas, altiva y orgullosa, rumbo a casa, donde te esperaban la esponja, la mercromina, el agua oxigenada y una bronca del quince por empeñarte en seguir usando esos patines en vez de ponerte los “en línea” que te había traído tu tío el de Alemania.

#SafeCreative Mina Cb

martes, 10 de febrero de 2015



SI ME FUERA

Si me fuera ya mismo…
Si todo se apagase en el transcurso de esta noche
y el alba no llegase a despuntar...

Si pudiera saberlo
me pondría ahora mismo a vomitar mi furia y mis te quieros
a voz en grito.
Saldría a la ventana
y escupiría al suelo
desaforadamente…

Soltaría las bilis y el veneno
que aún me puedan quedar entre los dientes
para dejar (me atrevo a confesarlo)
el poso de mi esencia
en las conciencias de aquéllos que me hirieron
deliberada y despiadadamente…

Lloraría de rabia por el tiempo perdido
en esperar milagros
en lugar de vivir.
Sacaría los versos que guardo en cajones
e iría esparciéndolos
dejando que el viento los lleve, los haga volar y sean libres
y todo el que quiera los lea,
los pise,
los queme,
los rompa o los regale…

Despertaría a alguien
aunque fueran las tantas
para darle las gracias por haber iluminado
estos últimos días de mi vida.

Le diría a mi madre que la quiero,
besaría a mi padre en la frente,
llamaría a la gente importante,
esa gente que no se mosquea si le das porsaco a las tres de la mañana
 para hacerles saber
que sólo por ellos ha merecido la pena vivir,
pese a los dolores,
a las mentiras,
a las amarguras,
a las decepciones que sembraron de espinas el camino.

Y me iría por fin…
en paz y amada,
en paz y al tiempo amando.
En paz… Y con lo puesto.

#SafeCreative Mina Cb
Imagen de Cathy Delanssay

lunes, 9 de febrero de 2015



NERUDA

Lo vio a través del cristal. No le pegaba nada el libro de Neruda que había dejado sobre la mesa para que ella lo reconociera. Tenía aspecto huraño y una mirada torva y maliciosa. Ese cabrón, se dijo mientras se quitaba el pañuelo azul que la identificaba, había puesto en el Facebook una foto de hacía por lo menos veinte años.

#SafeCreative Mina Cb

domingo, 8 de febrero de 2015



CUANDO FUIMOS INMORTALES

Hubo un tiempo en que fuimos inmortales. Nosotros ya no nos acordamos. Porque no nos conviene. Porque tenemos que dotar de credibilidad a esas broncas que les echamos a los chavales cuando les reñimos por hacer exactamente lo mismo por lo que nos reñían nuestros padres. Y por lo que ellos, les guste o no, reñirán a sus hijos el día de mañana.

Fuimos inmortales, digo. Aunque no lo recordemos. Lo fuimos y disfrutamos de ello. De esa sensación de invulnerabilidad con que la adolescencia se reviste. De ese sentimiento de que nada podía sucedernos. De que todos los riesgos eran asumibles. Y de que, en caso de pasar algo, siempre les pasaría a los demás. Y no a nosotros. Fuimos inmortales, además, en una época en la que las televisiones no mostraban tantas tragedias. En la que al personal no se le metía tanto miedo. En la que los padres no trataban a los niños como si fueran de porcelana china.

Fuimos inmortales, insisto. Condujimos bebidos, follamos sin condones, fumamos como cosacos y probamos las drogas. En mayor o menor medida pero la mayoría lo hicimos. Tuvimos sueños y quimeras. Creímos en utopías y en cambios sociales que ahora nos parecen inviables. Desafiamos a la autoridad. Nos emborrachamos y fuimos alborotando por la calle a las tantas de la madrugada. Y llegamos a las manos por amor o por celos. Y nos reímos de todas las advertencias que los adultos nos hacían. Nos pasamos sus recomendaciones por el arco del triunfo y quisimos arriesgarnos a ser nosotros mismos. Sin asumir los riesgos. O sin ser conscientes de ellos. Porque en eso precisamente consiste el aprendizaje: en la experimentación.

Fuimos inmortales, recalco. Desobedecimos. Nos rebelamos. Y quisimos ser los dueños de nuestras vidas. Sin ellos, los adultos, marcándonos el paso desde cerca. Y sólo la experiencia y el dolor nos hicieron al fin conscientes de nuestra condición mortal: El primer accidente de fatales consecuencias. El primer funeral de ese primer amigo. Las primeras lágrimas vertidas de verdad. El primer adiós sin un director gritando “corten” y el muerto levantándose mientras se sacudía el polvo de los pantalones. Mala suerte, compañero. La vida es así… Nadie nos dio un papel para firmarlo a la llegada. No hay contrato ni cláusulas. Ni letra pequeña. Ni maestro armero a quien pedirle cuentas. Y un día, delante de una fosa abierta, escuchando el ronco sonido de la grúa que deja caer el ataúd en medio de un silencio impenitente, los veinte años se esfuman y se quedan ahí, varios metros bajo tierra, junto al amigo desdichado al que nunca volverás a ver. Y el alma escupe maldiciones hacia adentro, mil por qués cuya respuesta será siempre un enigma.

Y ya nada es lo mismo.

Ni nunca lo será.

#SafeCreative Mina Cb
Imagen de Jesus Marquina Arellano

sábado, 7 de febrero de 2015



ANATOMÍA NEURONAL

Duermen mis versos
secos, silenciosos,
encerrados, ceñidos al oscuro
y áspero espacio de la oquedad craneal.

Están ahí, lo sé…
me acechan y me esperan,
hormiguean inquietos, y se enfadan
si no les hago caso…
un saltarín goteo, desdibujado y rítmico
que burbujea, informe,
se agita en mi cabeza y golpetea,
tactactac…
y se van componiendo las palabras
(un dos tres, un dos tres…)
como pasos de baile,
y las siento ondular, jugueteando,
cogidas de la mano, haciendo corro
igual que los muñecos del cuadro de Matisse…

Y se desata un vendaval de letras
que aletean y suenan,
como las mudas notas de las sinfonías
en el sordo cerebro de Beethoven:
una caja de música
funcionando en el cráneo,
hermética, invisible,
que desgrana sonidos que sólo yo escucho…
Y que compone estrofas
que no son de nadie…
Rimas que escaparon de ninguna parte
y que se han quedado, no sé por qué causa
prendidas
del denso ramaje
de mi intrincado código genético:

¡Bendita anatomía neuronal…!

#SafeCreative Mina Cb
Imagen: Interior del cerebro
http://www.taringa.net/posts/imagenes/16458977/30-imagenes-sorprendentes-de-la-ciencia.html

viernes, 6 de febrero de 2015



¡MIAAAOO!

Cada día me espera tras la puerta. Cuando abro, se tumba panza arriba para que le haga cosquillas en la tripa. Nunca me riñe. Nunca se mosquea si llego a las tantas. Nunca se enfada porque no me peino. Nunca critica a mis amigos. Nunca se queja de que los cristales estén sucios. Nunca me pregunta adónde voy vestida así. Nunca protesta del menú. Su suave ronroneo me ayuda a conciliar el sueño. Su cuerpo tibio me calienta el estómago a la hora de la siesta. Sus ojos redondos me siguen allá donde vaya. Si estoy contenta lo espachurro y bailo con él por el salón. Si estoy triste se tumba a mi lado y me acerca el hocico mientras lloro.
Y pierde el apetito.

No me pide dinero. Ni regalos.
No me hace reproches. Ni me juzga.

Y me echa de menos cuando estoy ausente.

¡Ay! ¡Tantos años dando palos de ciego y resulta que el amor de mi vida tiene cuatro patas!

#SafeCreative Mina Cb

jueves, 5 de febrero de 2015



VARIACIONES
(ESTÚPIDAS)

Tanto se amaron
los dos amantes
que se olvidaron
que fueron antes
dos contrincantes.

Tanto se amaron
los contrincantes
que se enmustiaron
y precisaron
de otros amantes.

oooo0oooo

Tanto se odiaron
los dos amantes
que postularon
a dos vacantes
de contrincantes.

Tanto se odiaron
los contrincantes
que se casaron
se divorciaron
y hoy son amantes.

#SafeCreative Mina Cb
Imagen de Torrisi Anne Marie artiste peintre

miércoles, 4 de febrero de 2015



COMO LOS RATONCITOS

Tanto escribía que a sus padres les dio miedo. Sí. Porque no veía la tele, ni salía al parque, ni jugaba a la consola. Ni comía chuches. Empleaba todo su tiempo en escribir. Pero a mano, como antes. Renegaba del ordenador y de las tablets. Y al final hasta la profesora se alarmó. Dijo que no era normal. Y la hizo ser entrevistada por el psicólogo del cole. Y luego por un terapeuta privado que cobraba un riñón por la consulta. Y que como no pudo quitarle la adicción los derivó al neurólogo. Y éste aconsejó una analítica completa. Y cuál fue la sorpresa del enfermero cuando introdujo la aguja en el brazo de la pequeña y lo que extrajo fue un líquido denso y negro. Como la tinta de los calamares del bar del hospital.
Y allí está la pobre niña. Postrada en una cama, rodeada de pantallas y con mil sondas entrando y saliendo de sus venas. En una unidad de observación. Cautiva y enclaustrada. Infeliz. Como los ratoncitos de los laboratorios, muda e inmóvil tras la mampara de aséptico cristal.

Y sin un mal bolígrafo con el que dar rienda suelta a su amargura.

#SafeCreative Mina Cb
Imagen de Mónica Carretero Ilustradora

martes, 3 de febrero de 2015



BLAS, EN LAS NUBES

¡Blas! ¡Blaaaassss! ¡Blas, despierta!
¡Mira, que está todo inundado! A ver qué hacemos ahora… Si ya te lo dije anoche cuando empezó a llover… que nos fuéramos a casa de mi madre, que la cosa se estaba poniendo muy chunga… Si hasta pasaron los de Protección Civil con los megáfonos avisando del peligro… pero tú nada, a lo tuyo, que tampoco será para tanto, que tampoco será para tanto… Y que ya veremos mañana si el tema va a peor. Y vaya que sí ha ido a peor. Que mira hasta dónde nos llega el agua. Y todo por tu culpa… No, si ya me lo decía mi madre… no te vayas con él que es un simprovecho, que no se entera, que está siempre en las nubes… Y desde luego que lo estás… Todo el tiempo a la tuyo, sobrevolando maizales y sin pensar en otra cosa que en llenar el buche mientras que yo me harto de hacer viajes cargada hasta las trancas con ramas y con barro… Y ahora mira, dos palmos de agua, las raíces que se pudren y el tronco que se tambalea, que ya te dije yo que este no era sitio para hacer un nido, que el día menos pensado vienen los de la brigada de jardines y nos talan el árbol, o los de la protectora de animales nos quitan a los polluelos por paternidad irresponsable, pero tú ni caso, como de costumbre, si es que no sé en qué estás pensado…

Pero oye… ¿Qué haces? ¿Adónde vas? ¿Cuántas veces tengo que decirte que no levantes el vuelo mientras te estoy hablando?
¡Blas! ¡Blaaaasss! ¡Que vuelvas aquí ahora mismo te digo!

No… si ya me lo decía mi madre…
Siempre en las nubes.

#SafeCreative Mina Cb
Imagen de Blanca Aldanondo Otamendi

lunes, 2 de febrero de 2015



MUDANZA

Tenía un frigorífico y una lavadora que le correspondieron en el reparto de eso que se llama “gananciales”. Y el microondas, que descansaba sobre una banqueta de formica que había pedido prestada a su madre y que tuvo que desempolvar a conciencia, puesto que llevaba lustros amontonando suciedad y telarañas en un rincón de la terraza de la casa familiar. Sobre el suelo del salón, una de esas horribles moquetas verdes que se venden por metros protegía el parquet de los roces de las seis cajas de pañales que descansaban sobre ella, y en las cuales había embalado, varios meses antes, más de diez años de su vida. De allí iba sacando y metiendo cosas, como si fueran armarios de cartón. Pegada a la pared del escritorio había colocado una mesa de camping, que también le prestaron, sobre la que puso la vieja Elbe portátil (prefirió la lavadora y la nevera a la tele plana y el ordenador). Frente a la mesa había instalado un pesadísimo sillón de descanso que su hermana había tenido en casa hasta hacía bien poco y que había ido a parar, como todo lo que les sobraba y de lo que no querían desprenderse, a la cochera de la casa de papá.
Era de noche cuando llegó. Y hacía frío. Y se sentía rara. Aún había comido en casa de sus padres, y después había estado apurando el tiempo, callejeando por el barrio, hasta volver. Tras la puerta le esperaba Robin, el enorme gato que ella recogió de la calle y al que había ido arrastrando consigo durante toda esa locura de repartos y mudanzas. Lo tomó en brazos (donde hay gatos hay calor), y se sentó en el sillón, los ojos entrecerrados y las lágrimas brotando del revés, como hacia adentro, escuchando el sonido de su plácida respiración en medio del silencio sepulcral de la vacía estancia de paredes desnudas, blancas y planas como una hoja de papel por rellenar; silencio que la intimidaba un poco, más por la solemnidad que por la falta de costumbre. Porque sola, lo que se dice sola, ya llevaba mucho tiempo.

Pero esa noche fue distinto. Porque al fin era la dueña de su propia soledad.

#SafeCreative Mina Cb

domingo, 1 de febrero de 2015





EL POETA

Le gustaba al poeta imaginar que eran sus versos filtros de amor capaces de cautivar a sus amadas. Y es por ello que se los iba haciendo llegar de forma anónima, romántico e intrigante goteo de lisonjas y promesas que las sumía en un dulce sopor del que despertaban de repente al encontrarse cara a cara con el autor de las misivas, un tipo tímido, flacucho y un tanto desgarbado que se quedaba mudo en la primera cita y al que acababan despidiendo con un beso en la mejilla y un admirativo: “Es usted un escritor extraordinario”.
Y es entonces cuando caía en la cuenta una vez más de que él era poeta en vez de mago. Y de que nada tenían que hacer sus versos ante la gallardía de todos aquellos tipos de pendencia y vino que a menudo se presentaban en su casa y para los que él, y a cambio de unas monedas, componía rimas con las que seducir a esas bellas damas a las que tanto amaba pero que nunca estarían a su alcance.

#SafeCreative Mina Cb